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Real Madrid 3 - Villarreal 2

La fiesta de Robinho y Guti

Maravilloso espectáculo el ofrecido por el Real Madrid y el Villarreal en el Bernabéu, que deja al equipo que entrena Bernd Schuster con nueve puntos de ventaja sobre el Barcelona. Robinho y Guti, escoltados por Gago, se juntaron para firmar las mejores acciones de la noche. Muy buena imagen del Villarreal, que nunca se rindió.

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<b>ARTISTAS.</b> Robinho y Guti levantaron al Bernabéu con sus jugadas.
ARTISTAS. Robinho y Guti levantaron al Bernabéu con sus jugadas.REUTERS

El Bernabéu se vistió de gala para acoger uno de los enfrentamientos más atractivos de la Liga. Día fútbol de verdad, en el que se medían dos conjuntos de un tremendo potencial, que reúnen muchas de las virtudes que debe tener todo equipo que piense a lo grande. El Villarreal llegaba a la casa del líder para medir la contundencia y la solidez del Real Madrid. Y el partido no defraudó, estuvo a la altura de la enorme expectación que había generado. Se vio un fútbol de altura, capaz de satisfacer a los paladares más exquisitos. Un choque abierto, divertido, con momentos de grandeza. Fue uno de esos encuentros que dan lástima que terminen y que dejan al Madrid más líder que nunca en esta Liga.

La propuesta futbolística del Villarreal es la más atractiva de toda la Liga. Manuel Pellegrini entiende que el buen trato del balón es innegociable. Considera que a la victoria se llega antes buscando la portería contraria que dejando todas las energías en defender la propia. Si hay que arriesgar, que sea con la pelota en tus pies.

El Madrid agradece enfrentarse a equipos con ese planteamiento, porque tiene fútbol suficiente, aunque no siempre lo saque a relucir, y le sobra pegada. En el intercambio de golpes rara vez es el Madrid quien cae a la lona. Atrae al rival a su terreno, le da confianza, le deja crecerse y termina matándole cuando peor parece que está. El Villarreal murió en el área del Madrid, que sentenció al contragolpe, pero nunca renunció a su filosofía. Como la mayoría de equipos que visitan el Bernabéu, abandonó el estadio derrotado, pero dejando en el ambiente la sensación de que es un conjunto diferente, especial. Porque en estos días, especiales son todos esos conjuntos que dan prioridad a la técnica y a la clase sobre el músculo. Puede perder, pero rara vez defrauda.

En este golpe quizá definitivo al campeonato tuvieron más responsabilidad que nadie Gago, Guti y Robinho. El argentino se siente cada día más cómodo, ha ganado en confianza, se cree importante y su fútbol ha crecido una enormidad desde que es titular. Fue el equilibrio necesario en el centro del campo, el primero en defender y en dar una salida coherente al balón. El guardaespaldas perfecto de los dos artistas de este grupo, Guti y Robinho. Con sus pinceladas delicadas y de trazo fino dibujaron las mejores escenas de la noche. Fútbol de alto nivel. Lástima que el Madrid no apueste siempre por esta línea de juego.

Sin miedo

Cuando Guti está inspirado y tiene ganas de jugar no hay defensa que se le resista. Se inventó un pase espectacular para romper la línea defensiva del Villarreal y hacerle llegar el balón a Robinho, que definió de forma maravillosa, al primer toque. Guti tiene el fútbol en la cabeza y de sus pies nacen las acciones más brillantes del Madrid, con el permiso de Robinho. El brasileño tiene unas condiciones superiores, su fútbol no para de crecer y no es exagerado afirmar que es el futbolista más desequilibrante del Madrid. No le asusta arriesgar y pocos se atreven a encarar como lo hace él. Entiende el fútbol desde la fiesta y el atrevimiento y nunca desde el miedo.

Como tampoco tiene miedo Rossi, uno de los mejores fichajes de esta Liga y que dejó su firma en el Bernabéu con un gran gol desde el borde del área después de una elegante maniobra individual que dejó en evidencia a Cannavaro. Sólo quince minutos pudo aguantar Casillas con su portería inmaculada, para dejar su récord personal de imbatibilidad en 575 minutos. Una eternidad cuando eres portero del Real Madrid.

Apenas había avanzado un cuarto de hora el reloj y ya se había visto más fútbol que en muchos partidos completos. Daba gusto ver a los dos equipos sobre el césped. Fútbol de ida y vuelta, con un ritmo altísimo, que sólo decayó algo mediado el segundo tiempo y que mantuvo a los espectadores sentados en sus asientos hasta el final. Con encuentros como éste uno se reconcilia con el fútbol.

Se marchó el Madrid a los vestuarios indignado con el árbitro, Álvarez Izquierdo, que no señaló un penalti por empujón de Godín a Van Nistelrooy, y salió de ellos algo despistado. Le costó centrarse de nuevo y cuando más dominaba el Villarreal, Guti se inventó un contragolpe que acabó en gol. Con un toque sutil se deshizo de tres rivales y mandó el balón a Sergio Ramos, que recorrió la enorme pradera que tenía por delante hasta llegar al área y combinar con Raúl, que no acertó a batir a Diego López, que repelió también un disparo de Guti, pero nada pudo hacer para detener el balón que Robinho, con sutileza, puso junto al poste.

Continuó después esa maravillosa locura que fue el partido. Volvió a empatar el Villarreal, gracias a Capdevila que se aprovechó de la pésima defensa que hizo el Madrid en un córner, pero apenas pudo disfrutar dos minutos, el tiempo que tardó el Madrid en llevar el 3-2 definitivo al marcador. Gran pase de Gago y perfecta definición de Sneijder, que salió dese el banquillo para dar un golpe quizá definitivo a la Liga. El Real Madrid tiene ya nueve puntos de ventaja sobre el Barcelona y 15 sobre el Villarreal, una distancia que se antoja inalcanzable para sus rivales.