Un derbi de medio minuto

El Real Madrid continúa su camino recto hacia el título y sigue sometiendo a sus rivales con la autoridad que le dan su efectividad en el remate y las paradas de Casillas, un portero que no parece humano y no para de coleccionar intervenciones memorables. Como sigue sumando Raúl goles contra el Atlético, una de sus víctimas favoritas. En estos derbis se ha llegado a un punto en el que ya parece que dan igual las tácticas y las alineaciones, porque el partido siempre caerá del lado del Madrid, que no necesita jugar bien para ganar, y menos contra el Atlético. Cuando al Madrid le entran dudas o viene de un revés, como fue la eliminación en Copa del Rey, no hay mejor terapia que enfrentarse al Atlético.

Se aprecia en estos duelos una falta de carácter preocupante en algunos futbolistas del Atlético, que se mueven con demasiado miedo y timidez. Todo lo contrario que le sucede a Raúl, que multiplica su motivación cuando tiene delante camisetas rojiblancas. Apenas tardó 34 segundos en celebrar un gol que desquició al Atlético y comenzó a decidir el duelo cuando muchos espectadores todavía no se habían sentado en sus asientos. Pablo, que completó un partido lamentable, le regaló el balón a Robinho y éste se la cedió a Raúl para que marcara con comodidad. El noveno tanto en Liga del '7'.

Restaba todo el encuentro por disputar, pero el resultado ya estaba decidido, porque ni Javier Aguirre tuvo la habilidad de mover las piezas para buscar una solución alternativa, ni sus futbolistas fueron capaces de llevar el choque por un camino diferente al propuesto por el Madrid. En apenas medio minuto, el Atlético se había quedado sin argumentos. Una propuesta demasiado pobre para ser alguien importante en esta Liga. Y eso que a los diez minutos el Madrid se vio obligado a reorganizar su defensa. Pepe se resintió de sus problemas físicos y debió ser sustituido por Salgado, que se situó en el lateral derecho y empujó a Ramos hasta el centro de la zaga. No era la mejor noticia que podía recibir Bernd Schuster, que ya había tomado precauciones en la alineación inicial, en la que apareció Torres en el lateral izquierdo en lugar de Marcelo, que acostumbra a distraerse más en defensa.

A pesar del contratiempo, el Madrid nunca dejó de sentirse cómodo frente a un rival inferior, que mostró una defensa demasiado endeble e insegura, impropia de un conjunto que aspira a estar en la Liga de Campeones. Pablo jugó su peor encuentro de la temporada y Perea y Fabiano Eller volvieron a mostrar en público sus carencias. Como no se cansa de mostrarlas Reyes, que entró a los 35 minutos por el lesionado Simao y malgastó una nueva oportunidad de hacer algo decente vestido de rojiblanco. No estuvo a la altura de las exigencias del Arsenal, el Madrid no hizo ningún esfuerzo por retenerle y le tendió una alfombra roja hasta el Vicente Calderón, el estadio que ahora le sufre. A Reyes todo el talento se le quedó en los pies. Tampoco estuvo inspirado el Atlético en la creación. Raúl García y Motta, el mejor de los suyos junto a Agüero, no fueron capaces de controlar el tráfico. Y eso que delante, Sneijder y Guti no tuvieron uno de sus días más lúcidos.

Pese a todo ello, mientras le acompañó el físico el Atlético fue capaz de fabricarse ocasiones, más fruto de acciones aisladas que consecuencia de un juego elaborado. Y en casi todas ellas apareció Agüero, el mejor futbolista de este equipo con muchísima diferencia. No admite comparación posible el nivel al que se mueve el Kun con el de sus compañeros. Le acompañó por momentos Motta, que cuando se dedica a jugar y se olvida de buscar los tobillos de los rivales, es un centrocampista más que aprovechable. De ellos dos fueron las oportunidades más claras, en dos cabezazos que enviaron el balón al larguero, después de pasar por el obligado peaje que son los guantes de Casillas.

Las ilusiones que se creó el Calderón con esos remates las terminó de despejar poco antes del descanso Van Nistelrooy, que apenas apareció en todo el partido, pero cuando lo hizo fue para firmar la sentencia definitiva. Por si había dudas. Sneijder sacó un córner, Pablo no se enteró de que el balón iba directo a los pies de Van Nistelrooy y el holandés remató sin oposición para firmar el segundo gol de la noche. Abbiati apenas pudo ayudar a que el balón entrara en la portería.

Con el paso por los vestuarios se inició la cuesta abajo definitiva del Atlético, que tras la reanudación sólo se acercó al área de Casillas para reclamar un más que posible penalti de Salgado a Agüero cerca de la hora de juego. Demasiado poco para asustar a un Madrid que pocas veces se ha sentido tan cómodo en esta Liga y que en los pies de Robinho y Sneijder tuvo la oportunidad de ampliar su ventaja.