"Este derbi lo vamos a ganar los dos..."

Primera | Atlético - Real Madrid

"Este derbi lo vamos a ganar los dos..."

"Este derbi lo vamos a ganar los dos..."

Calderón y Cerezo compartieron confidencias en AS antes del choque

Enrique Cerezo y Ramón Calderón visitaron AS en vísperas del derbi. Lo hicieron con la cordialidad acostumbrada, porque son presidentes que mantienen una traviesa complicidad. Ambos se divierten con las ocurrencias del otro y en no pocos momentos comparten confidencias, que serán chistes o fichajes, vaya usted a saber. Parecen amigos de antiguo. Como si lo fuesen de toda la vida. Quien piense que el fútbol divide y que los colores separan debería observarlos de cerca. Se daría cuenta de que no es así. Ni mucho menos. Si ellos son los presidentes, los súbditos de ambos países deberían abrazarse por las esquinas y brindar por el derbi. Un derbi amistoso. Un derbi con mucho en juego. Un derbi bonito.

Enrique Cerezo, que será el anfitrión del partido, acudió a la cita con una impecable combinación de traje negro, camisa blanca y corbata rayada, que coincidió casi totalmente con la indumentaria de Tomás Roncero. Algo les une. El presidente del Atlético contempla a nuestro compañero con la expresión boquiabierta de un niño ante un personaje Disney. Intuyo que le gustaría tocarlo para comprobar si Roncero es de verdad. En el transcurso de una amable velada, Tomás bromeó con el presidente, le relató varias anécdotas de juventud y, por último, le arrebató el pollo asado. Cerezo, por su parte, no dejó de sonreír ni un solo momento.

Ramón Calderón se presentó con su habitual estado de felicidad permanente, traje gris y corbata azul pupila. Se acomodó junto a Manolete, que cumplió una hora de estricta diplomacia hasta que por fin se derrumbó: "¡Si antes de morirme me dierais el placer de bajar a Segunda!". Calderón tampoco mudó la sonrisa. Vaya, buen ambiente por todas las partes implicadas.

Amplio seguimiento. Acompañado Cerezo por Emilio Gutiérrez (director de comunicación) y María José López (relaciones públicas), y escoltado Calderón por David Jiménez (asesor presidencial), cada movimiento de los protagonistas es seguido durante estos días por un enjambre de televisiones y micrófonos que obligan a repetir poses y respuestas. "La próxima vez -explica Cerezo- haré como Jesús Gil. Me formularé yo mismo las preguntas, las contestaré y después os enviaré la entrevista completa". Todos ríen y todos saben que aquello fue verdad. Viejas historias de anteriores derbis nos vienen a todos a la memoria.

Como no caben más tópicos, hay que recurrir al sentido del humor. "¿Qué espera Cerezo del derbi?", pregunta uno de nuestros reporteros. "Espero un derbi bueno, bonito y ¡barato!", responde el presidente rojiblanco. Calderón se escabulle: "Para pronosticar un resultado están los adivinos. Pero creo que vamos a ganar". Entonces mira a Cerezo y matiza a la carrera: "¡Qué vamos a ganar los dos!". Así se lo pasan y nos lo hicieron pasar al resto de los que allí estuvimos.

La memoria de los últimos derbis también da juego. "La verdad es que el año pasado nos tuvisteis contra las cuerdas", admite Calderón. Cerezo apuntilla: "Si no nos anulan el gol legal de Perea Lástima que Helguera hiciera de árbitro en ese momento".

Precedente. El último enfrentamiento llegó el pasado agosto, en el Bernabéu, en el primer partido de Liga. En ese derbi las cámaras de televisión sorprendieron a Cerezo celebrando un gol que finalmente fue anulado. La anécdota tiene su historia. Agüero abrió el marcador en el primer minuto del partido. Al rato, empató Raúl. "Siempre soy muy respetuoso en el palco, pero aquella tarde, no sé muy bien por qué, canté el gol de Raúl", recuerda Calderón. "Me disculpé ante Enrique, pero él me la guardó y quiso hacer lo mismo para desquitarse momentos más tarde". Cerezo asiente.

En este caso, el buen ambiente no es un gesto forzado, sino una actitud. "Calentar un partido o no influye luego muchísimo en la reacción del público", afirma Cerezo. El comportamiento de los presidentes recupera el talante de años pasados, cuando no era raro encontrar aficionados que eran socios de ambos clubes. De hecho, varios de los madridistas presentes en la sala confiesan un lejano carnet del Atlético. Entre ellos, el mismísimo Roncero, que se justifica con vagas explicaciones socioeconómicas ("era barato, era el barrio, era fútbol").

Es precisamente Roncero el primero en romper el protocolo. "Presidente, sin acritud, ¿recuerda la última vez que el Atlético ganó un derbi?". Cerezo responde sin ofenderse: "Creo que entonces tú eras socio Tomás". Más risas. Calderón retoma la cuestión, como si aún le doliera esa derrota de 1999: "Yo recuerdo un 1-3 con Hasselbaink".

Y llega el turno de repasar los viejos partidos. Los choques que marcaron a unos y otros. El primer derbi que vio Relaño se jugó en 1960, final de Copa: "El Madrid lo había ganado todo ese año y venía de eliminar al Athletic tras golearlo 8-1 en el Bernabéu. Sin duda, era el gran favorito. Pues perdió. Desde ese día comprendí que el Atlético es algo imprevisible".

Una de las afrentas que más recuerdan los atléticos (hay bastantes a lo largo de la historia) se remonta a 1959, cuando los dos equipos se midieron en semifinales de la Copa de Europa. La eliminatoria se resolvió en favor del Madrid con un partido de desempate (2-1) que se celebró en el estadio de La Romareda después de que el resultado global de la ida y la vuelta fuera de 2-2. En el partido de desempate se adelantó el Madrid por medio de Di Stéfano (8'). Poco después, en el 19', empató Collar, y fue Puskas el que deshizo las tablas en el 40'. "De jugarse hoy, con las reglas actuales, se habría clasificado el Atlético porque marcó un gol en el Bernabéu. Aquel día pudo cambiar la historia", lamenta Emilio Gutiérrez. El Madrid ganó su cuarta Copa de Europa frente al Stade Reims.

Primer precedente. Del primer derbi en el Manzanares existe el testimonio de un cartel que acompaña la tertulia: 16 de abril de 1967, 4:45 horas de la tarde. En la imagen, Rodri vuela para atrapar un balón. Precios, entre 60 y 300 pesetas. Cerezo se acuerda del resultado, por si alguien piensa que no le gusta el fútbol. "Empatamos a dos. Nuestros goles fueron de Cardona y Adelardo (los 'suyos' de Grosso y Veloso)". "Pachín presume de que aquella fue su única capitanía", añade Roncero, también muy documentado al respecto.

Los tiempos han cambiado. Entre las 6.500 entradas que se han puesto a la venta esta vez, las más caras alcanzan los 300 euros. "Es una simple cuestión de oferta y demanda", puntualiza Emilio Gutiérrez, que echa en falta el prestigio de esos viejos carteles que anunciaban los partidos: "Era marketing de barrio", (lo dice el alma de campañas publicitarias que han hecho historia en el mundo del fútbol, como la de "Un añito en el infierno" que protagonizó Kiko). Carteles aquellos que, por cierto, el mismo Relaño tuvo que repartir por los bares de Torrejón cuando hacía la mili.

Y los tiempos cambiarán más, porque al Atlético no le quedarán más de cuatro derbis en el Calderón, "si se confirma el convenio definitivo con el Ayuntamiento, que dará paso a dos años y medio de obras en el nuevo estadio, tras los que sólo quedará parte de una de las gradas de La Peineta", explica Cerezo.

Estados de ánimo. La ilusión es el sentimiento que precede a todos los derbis. Y esta vez, el optimismo se multiplica por la magnífica trayectoria de los dos equipos. "¡Bendita locura de goles es el Calderón!", grita Manolete, cuyo entusiasmo crece a medida que avanza la conversación. Y es que ya huele a derbi. "Dicen que los equipos se construyen de atrás hacia delante, pero este se ha hecho al revés y es un verdadero espectáculo". Emilio Gutiérrez, hombre de despachos, pone mesura: "Se habla mucho de los goles, pero se olvida que en once ocasiones hemos terminado con la portería a cero".

Calderón también se siente confiado en sus jugadores y en su entrenador; el resbalón en la Copa no ha afectado a la línea de flotación de la confianza que ha dado a sus jugadores Schuster. "Bernardo es una delicia, una persona muy tranquila, quizá un poco introvertido. Da sensación de paz a los jugadores. Su filosofía es jugar al ataque, el juego ofensivo...".

Orgullo blanco. Calderón continúa describiendo su obra, cuyo edificio ha sido levantado sobre los cimientos que dejó Capello, perfeccionada ya en el segundo año de su mandato. Todo es distinto desde la llegada del técnico alemán, o eso parece de momento: "El resultado es que tenemos un equipo cohesionado, que ha adelantado las líneas, y eso hace que lleguen menos a nuestra portería y que lleguemos más a la del rival. Y todos los futbolistas saben que juegan cuando están en condiciones. Así ocurrió con Guti. Fue expulsado, entró otro que lo hizo bien, y ahora ha debido esperar su oportunidad".

En el repaso pormenorizado de la plantilla, Van Nistelrooy es una de las debilidades del presidente blanco; de otra manera no se entendería que el holandés (31 años) acabe de renovar su contrato hasta 2010 con opción a un ejercicio más: "Es un ejemplo de profesional, un veterano que se encarga de ayudar a los que llegan nuevos y no se integran". Sin duda, y esto no lo dice Calderón, el derbi del domingo sería una ocasión de oro para que Van Nistelrooy siguiera reivindicándose con sus goles.

Cuando se habla de la Liga, la euforia no se disimula. El Madrid es líder y el Atlético está en Champions. Todos los invitados a nuestro periódico tienen motivos para estar contentos y sacar pecho, y es entonces cuando la conversación se calienta y se calienta... Pero siempre hay un presidente que pone cordura. "Prefiero el viejo sistema de competición, aunque entiendo que el nuevo es fantástico para la televisión. Pero lo bonito era antes", comenta Cerezo, que ya se imagina en la élite de Europa. Eso sí, no fichará en invierno para reforzar el equipo: "Únicamente lo haremos si se lesiona algún jugador".

La conversación pasa del Kun (elogiado por unanimidad) a los estadios rivales, donde se destaca la educación del público del Camp Nou: "Es uno de los campos donde me siento más a gusto, cualquier visita allí es una garantía de espectáculo", afirma Calderón. Y lo refrenda Cerezo: "El público del Barcelona es señor y exquisito". Veremos qué ocurre en el Calderón el próximo domingo. También se menciona a los árbitros, sin que en este caso haga falta contarlo todo. La tertulia se relaja cuando Roncero abandona la sala por unos minutos ("Ha ido a por otro pollo a la cocina", asegura Cerezo) y en ese momento Manolete aprovecha para resumir con una anécdota el clima de hermandad que se vive en la ciudad, aunque a algunos les pese. "¿Sabéis lo que me pidió la mujer de Roncero cuando la conocí? ¡Un autógrafo!". Paz y derbi.