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Copa del Rey | Valladolid 1 - Atlético 1

Kun resolvió un lío a lo grande

Agüero pareció decidir con un golazo. Pero Llorente empató. El Atleti perdonó la puntilla. El Valladolid, fe sin peligro. En el 93', penalti no pitado a Llorente

<b>FRENTE A FRENTE.</b> El Kun Agüero encara a Alberto, que intenta tapar y abortar la jugada de ataque.

La genialidad sólo es tal si sale natural, sin buscarla ni planearlo todo para impresionar al personal. Tiene que parecer fácil e instintiva. Orson Welles, por ejemplo, ideó Ciudadano Kane para que todo el mundo le hiciera la ola (y lo logró), pero la peli resulta hueca. Billy Wilder hizo una aparentemente sencilla comedia romántica sin más propósito que entretener, pero como el tipo era un sabio le salió El Apartamento, una obra maestra que es la vida misma. Basándonos en esta premisa y viendo el gol que tumbó anoche al Valladolid, Agüero es un genio y, probablemente, aún no es muy consciente de ello. Cuanto más dure esa ignorancia, mejor.

El chico recibió un taconazo de Luis García fuera del área y, de repente, era gol. La primera sensación fue que algo grande había pasado, pero hasta que la tele no empezó a repetir la jugada no estaba muy claro cómo. A cámara lenta lo vimos claro: arrancó como un tiro y Bea sólo sintió una ráfaga de aire a su lado, luego desmadejó a Borja con un ligero amago y batió al portentoso Alberto de esta eliminatoria con un remate cruzado. Duró un segundo y pareció facilísimo. No lo fue, fue una maravilla minimalista obra de un genio. El Atleti tiene un lujo que no siempre merece.

Ayer, sin ir más lejos. Aguirre no se dejó influir por el derbi y sacó de inicio a su columna vertebral en pleno: Perea, Pablo, Raúl García, Forlán y Agüero, junto a Motta, que sólo está fuera del grupo de intocables por culpa de las lesiones. Mendilibar, por contra, sí recurrió a los suplentes, por lo que el plan ideal de los rojiblancos consistía en resolver en la primera parte y dar descanso después a las estrellas. No funcionó ni de lejos.

El Valladolid ha descubierto algo claro y meridiano en esta eliminatoria: su segundo equipo es muy competititvo, pero Kome y Ogbeche no meterían un gol ni jugando tres días seguidos contra un grupo de ursulinas, que, por otra parte, tendrían una contundencia defensiva similar a la de la extraña pareja formada por Pernía y Valera. Sabiéndolo, el Atleti le cedió la iniciativa y esperó una contra definitiva que se intuía, pero no llegaba.

Los volátiles extremos blanquivioletas, Sesma y Estoyanoff, tenía ayer a las musas activas (y Valera y Pernía tapándoles, no lo olviden), así que el balón llegaba al área de Falcón (más que solvente) con asiduidad, pero nadie remataba o, si ya era inevitable, lo hacía flojo y desviado. El peligro real estaba en el área de Alberto, con un Agüero hiperactivo. Hasta cuatro veces, un pie milagroso de algún defensa desvió la pelota lo justito para que saliera rozando la madera. Parecía la crónica de una muerte anunciada.

Y así fue nada más empezar la segunda parte, con el ya comentado gol de Kun. El Valladolid necesitaba dos tantos para levantar la eliminatoria y el Atleti pensó que el trabajo estaba hecho, pero Mendilibar no se rindió y dio entrada a Llorente. La noche y el día. De repente, había un blanquivioleta sobre el campo capaz de marcar un gol. Y lo hizo pronto, con la inestimable colaboración de Pernía, que en su atropello dejó el balón a los pies del delantero vasco. El remate, al primer toque, fue de mucho nivel.

Inocentes. Una vez más, final en el alambre para el Atlético, cuya incapacidad para matar los partidos comienza a ser preocupante. El Valladolid lo intentó con balas de fogueo. Perea, enorme toda la noche, y Motta, que será importantísimo en este equipo, se bastaron para anular los inocuos ataques locales.

En realidad, el que tuvo la sentencia en sus botas fue Forlán. Hasta tres veces se plantó ante Alberto, pero esta eliminatoria se le ha cruzado. Primero le derribó Vivar e Iturralde no pitó nada (debió ser roja), después llegó agotado y disparo alto y, para acabar, el pase de Simao se quedó un poco atrás y su remate se marchó fuera.

Tanto perdón pudo tener castigo en el último minuto de la prolongación, cuando Iturralde no pitó penalti en una jugada en la que Pablo agarra y Llorente se tira. Es difícil saber qué fue primero, si la gallina o el huevo, y el árbitro optó por lo más fácil. Como siempre. Así, el Atleti llega crecido al derbi. Y juega Kun. Por favor, no se lo pierdan.

El detalle: Reyes tuvo que irse lesionado

No tiene suerte Reyes en el Atlético. El utrerano fue de nuevo titular y se le vio más activo que en el partido de ida, pero se lesionó en una acción fortuita en el minuto 33, al torcerse solo el tobillo. Aunque intentó aguantar, siguió cojeando y acabó siendo sustituido por Simao en el minuto 55. Hoy será sometido a pruebas para saber si podrá disputar el derbi.