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Pescó 73 merluzas gracias a sus goles

El fichaje de Meho Kodro por la Real Sociedad en 1991 levantó muchas suspicacias, tantas que el bosnio pasó una exhaustiva prueba en solitario en uno de los campos de arriba de Zubieta, alejado de las miradas. Había mucho escepticismo sobre su rendimiento, dada su nacionalidad, y por ello se examinó su golpeo de cabeza, con la pierna derecha, con la izquierda, su pase en corto, en largo... Al final, Kodro pasó la prueba y la Real firmó al delantero con mejor promedio goleador de su historia. El bosnio jugó 129 partidos de Liga anotando 73 goles, las mismas merluzas que recibió como premio tras la consecución de cada uno de ellos. Aldridge había recibido chuletones. Amante de la pesca, Kodro se compró una casa en San Sebastián que mantiene y que recientemente se le quemó. Cuando el Barcelona se interesó por él, puso como condición el pago completo de su cláusula para que la Real ganara con su marcha. Después de un año en Can Barça (32 partidos y 9 goles), pagó los platos rotos del fiasco culé y se fue a Tenerife (18 goles en 72 partidos). Tres años después emigró al Alavés, donde en la temporada 99-00 se despidió del fútbol con cinco goles. Ha echado raíces en Doností, donde su hermano Mela trabaja en el despacho de agente de futbolistas de Iñaki Ibáñez y se ha convertido en un técnico que hace hincapié en lo psicológico.