Copa del Rey | Octavos de final | Racing 4 - Zaragoza 2
El Racing arrolla al Zaragoza y pasa a cuartos
El Racing de Santander no para. Sexto en Liga, equipo de UEFA en fechas en las que solía huir del descenso, más vivo que nunca en la Copa, el once cántabro vapuleó (4-2) al Zaragoza, que no resurgió en el estreno de Ander Garitano en el banquillo.
El Sardinero tiene un nuevo ídolo: el técnico Marcelino García Toral. El Racing había salido al campo subido de revoluciones, dispuesto a congraciarse con una afición que sueña. Los cántabros pusieron pronto en aprietos a su rival, con una internada del joven canterano Iván Bolado que frenaron en seco Ayala y Sergio. La delantera racinguista pidió en vano penalti y volvió a la carga sin perder un minuto, aunque no con los mejores modos: Mohamed Tchité intentó un chilena de espaldas a la portería de César, pero en lugar de cazar la bola, cazó al argentino Fabián Ayala, que quedó casi noqueado. El burundés fue amonestado por juego peligroso y Ayala recibió un golpe que acabó llevándole al banquillo a la media hora. Se notaban los nervios, las ganas de agradar de unos y las urgencias de otros.
Con El Sardinero espectante ante el arranque trepidante del encuentro, el brasileño Ricardo Oliveira ganó la espalda a la defensa local y cedió atrás para que Diego Milito fusilara a Coltorti. El portero suizo repelió el disparo, pero Oriol no acertó a recoger su rechace y Oliveira se cobró el 0-1. La eliminatoria había dado la vuelta. Los hombres de Marcelino García Toral habían saltado al campo sabedores que el 1-1 de la ida ponía en sus manos la eliminatoria, pero el gol del brasileño acababa de romper el guión.
Oliveira tuvo en sus botas el 0-2 minutos después, cuando volvió a ganar la espalda a Garay y Oriol, regateó a Coltorti y, cuando ya se disponía a marcar a puerta vacía, le robó el balón Pinillos. El susto hizo despertar al Racing del aturdimiento que le había producido el gol, Colsa puso orden y el equipo volvió a su juego.
El Racing que ha formado Marcelino no destaca especialmente por su capacidad goleadora (en 19 partidos de Liga lleva 20 goles), pero se sabe en estado de gracia y exprime como pocos a sus rivales. La delantera racinguista lo siguió intentado con más corazón que acierto. Hasta el minuto 24, cuando Colsa colgó un pase sobre el área y Tchité se adelantó a los defensas -entre ellos a un Ayala todavía grogui- para conectar un cabezazo que batió a César.
La eliminatoria volvía a empezar con el empate. Pero antes de que el Zaragoza pudiera replicar, subió el 2-1 al marcador. Jorge López colgó otro balón al área y Oriol redimió su error en el tanto de Oliveira con un testarazo que se coló a la izquierda de César. Dos tiros a puerta, dos goles. Los hombres de Garitano ni se lo explicaban y los de Marcelino sentían que todo les salía. Hasta el punto que el argentino Garay se permitió lanzar un globo a César desde su propio campo que el cancerbero visitante atajó justo sobre la raya de gol.
Ander Garitano, que se estrenaba en el cargo tras apenas dos entrenamientos conocer a sus jugadores, tiró de banquillo tras el descanso y metió a Sergio García por Diogo. Pero el cambio no surtió efecto. A esas alturas, el partido era un monólogo. El Racing presionaba al Zaragoza en su propio, forzando ocasiones a balón parado. En la primera, Garay lanzó un disparo que atajó César. En la segunda, Jorge López sirvió un saque de esquina a Serrano para que éste fusilara a César desde la frontal del área.
El 3-1 encendió a El Sardinero, que hacía la ola y coreaba el nombre de su nuevo ídolo: "¡Marcelino, Marcelino, Marcelino! Diego Milito se encargó de apagar temporalmente la fiesta con un gol que metió el miedo en el cuerpo al Racing a diez minutos para el final y le recordó la jerarquía de la delantera a la que se enfrentaba. Pero las esperanzas de los aragoneses duraron poco, lo que tardó Garay en poner el 4-2 con el tiempo casi cumplido.