Copa del Rey | Octavos de final | Sevilla 1 - Barcelona 1
El Barça salva el empate
Ambos equipos jugaron un partidazo, especialmente en los primeros 45 minutos. Henry adelantó al Barça y Capel puso el empate. En el cómputo global del juego, el Sevilla mereció un mejor resultado.
Sevilla y Barcelona nos han obsequiado esta noche con un gran espectáculo futbolístico en el Sánchez Pizjuán. A pesar de las tablas reflejadas en el marcador, hubo esta noche en Sevilla un ganador por encima de todos, el fútbol. Ambos equipos ofrecieron sobre el césped lo que necesita la copa: dos grandes equipos que pelean con todas sus fuerzas y hasta el último segundo por seguir vivos en una competición que no merece ser despreciada. Finalmente fue el Barcelona quien obtuvo una mínima ventaja, aunque el segundo 'round' en el Camp Nou promete, y mucho.
El Barça comenzó 'torero' en una plaza donde no se puede ganar de otra forma. Salir al césped del Pizjuán a no jugar y esperar que el Sevilla no tenga su día puede salirte bien una vez de cada cien. Allá quien quiera arriesgarse. El Barcelona no lo hizo y saltó al campo con la determinación de obtener no sólo un buen resultado de cara al partido de vuelta (teniendo en cuenta el estado de forma del Sevilla, un empate), sino a por una victoria que encarrilara la eliminatoria.
Especialmente sorprendente en el arranque blaugrana resultaba el juego de Henry, que pese a no maravillar, se le veía mucho más enchufado que en el resto de la temporada. Al igual que a Giovani, aunque el mexicano, al que últimamente le han salido algunos detractores que incomprensiblemente se ceban con él, rinde, al menos aceptablemente, casi siempre.
El Sevilla parecía sufrir las marcadas ausencias de Keita en el centro y Kanouté arriba. Ausencias, sobre todo la del delantero, que le obligaban a variar un tanto su modo habitual de juego al carecer de un punta referencia que aguante el balón. Aún así, las mejores ocasiones fueron para los sevillistas en sendos tiros de Luis Fabiano y Alves.
El encuentro estaba precioso, un auténtico espectáculo de intensidad, con ambos equipos dando una auténtica lección de cómo se presiona. A pesar del dominio del Barcelona el Sevilla seguía dando la sensación de poder marcar en cualquier momento, y desde luego no era el tipo de partido que se sentencia con un gol. Finalmente fue el Barça el primero en marcar, y lo hizo el que estaba siendo su mejor jugador de largo, Thierry Henry. El francés amortiguó perfectamente un gran pase de Márquez y batió por raso a De Sanctis. Como en los viejos tiempos.
La nota menos positiva en el conjunto dirigido por Rijkaard eran Iniesta y Eto'o, ambos poco participativos en ataque. El manchego por estar más centrado en funciones defensivas, y el delantero, tras el revuelo montado para que estuviera presente en el encuentro, simplemente por no encontrarse a gusto lidiando con Mosquera y 'Drago'.
Tras el tanto visitante, el Sevilla experimentó una explosión de coraje y encerró al rival en su área durante unos minutos, aunque la jugada más clara fue un supuesto penalti a Luis Fabiano que la televisión se encargó de desmentir. Por un momento pareció que el Barça que habíamos visto hasta ahora, el que queremos ver los amantes del fútbol, iba a desaparecer con el tanto que le había puesto por delante, pero por suerte no fue así. En cuanto decayó un poco el empuje local, los azulgrana volvieron a exhibir el ritmo, la circulación de balón y, sobre todo, la actitud.
Y una vez recuperada la calma, le llegó a los 'culés' el primer varapalo del encuentro, sólo dos minutos antes del descanso y a balón parado, la única forma que tuvo el Sevilla de batir a Valdés. Capel cerró la primera parte con un tanto que daba alas a un equipo que no se había cansado de intentarlo. El empate, por el momento, era el más justo resultado para el espectáculo que estábamos disfrutando.
El Sevilla mereció el triunfo
Nada tuvo que ver la segunda parte con los primeros cuarenta y cinco minutos, al menos en cuanto a cómo se desarrollo el juego. Desde el pitido inicial, fue el Sevilla quien quiso dejar claro que jugaba en casa y que iba a por el encuentro. Aunque la intensidad era apreciable en ambos equipos, en esta ocasión era el conjunto local el que disfrutaba del control del balón y el que estaba mejor asentado en el terreno de juego. Cuando el Barça intentaba domar a la fiera robándole el esférico, generalmente éste iba desde el campo sevillista hasta los dominios de Valdés llevado por sus propios jugadores. Un ejemplo de lo difícil que le estaba resultando a los de Rijkaard circular el balón en cuanto cruzaban la medular.
Jiménez dio entrada a Navas y Renato y el Sevilla lo notó. El canterano aportaba mucha más mordiente en ataque y no menos garra que Adriano. Aún así, seguí siendo un encuentro impredecible, en el que no existía el dominio absoluto. El Sevilla fue el primero en inquietar al rival en esta segunda mitad, principalmente en un cabezazo de Chevantón, que se estrelló en el larguero tras tocar levemente Valdés. Posteriormente el guardameta debía emplearse nuevamente a fondo para despejar una falta botada por Luis Fabiano desde la frontal.
El Barcelona por su parte respondía, sobre todo, gracias a alguna acción más bien aislada de Henry, pero su ocasión más clara fue un lanzamiento lejano de Edmilson que se estrelló en el palo tras tocar De Sanctis. Hasta en eso había empate. Y Eto'o seguía sin ser él mismo.
El paso de los minutos supuso un incremento de la presión local, favorecida por el cambio de imagen del rival, que poco a poco se iba transformando en un ser totalmente diferente al del primer tiempo. Ya sea porque no acompañó el físico o por conformismo con el resultado, el Barcelona se diluía por momentos. Cada vez llegaba con menos efectivos, defendía más atrás y buscaba terminar la jugada de forma prematura. El decaimiento blaugrana estuvo a punto de alcanzar su culmen con un remate de Kerzhakov que se marchó desviado por poco.
Finalmente ninguno de los dos equipos pudo desnivelar el marcador, y la vuelta de la eliminatoria se presenta apasionante, con un Sevilla que tiene que ir a por todas a la ciudad condal, y un Barcelona que en su estadio no tendrá más opciones que ir a por la victoria. En 7 días nos espera otro espectáculo.