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Primera | Real Murcia 2 - Osasuna 0

Goitom se inventa un triunfo clave

Jugadón y golazo cuando Osasuna más apretaba. Tras el 1-0 los grana pudieron golear. Notario ganó un mano a mano a Vela antes del primer tanto.

De no ser por el jugadón de Goitom, el que originó el primer tanto grana cuando peor estaba el Murcia -cuando el partido era claramente del Osasuna- estas líneas hubieran tenido un contenido muy diferente. Probablemente, si no se llega a encender la mecha tras la conexión entre el sueco y Gallardo, el Murcia de Alcaraz dormiría en descenso y no en la mitad de la tabla que ahora ocupa; seguro que las sonrisas que dibujaban los aficionados granas al concluir el match hubieran mutado por caras largas, pero Goitom, él solito, salió de su letargo (hasta la jugada del 1-0 su partido era un desastre), se inventó un gol de bandera y le ganó el partido al Murcia. Uno de esos que al final de Liga valen por dos o por tres y que, de momento, le permiten al equipo de Alcaraz marcar distancias con la cola, dejar atrás a un rival directo y además alcanzar la cifra de 22 puntos que es más o menos el ecuador del camino indicado para lograr la salvación.

En la Liga 'del milímetro', las distancias -dada la igualdad de la clase media- hay que medirlas así, el tanto del ex del Ciudad adquiere una importancia definitiva. Su gol lo cambió todo. A raíz del mismo los grana incluso pudieron golear de haber acertado Iñigo en dos clarísimas oportunidades en las que el propio Henok fue protagonista: en una con taconazo incluido y pase de Pe en la otra tras pelear con fe una pelota y servírsela en bandeja al vitoriano. Al final, 'la puntilla' para las huestes osasunistas llegó en el último lance del encuentro, en el alargue, y volvió a tener a Goitom como gran protagonista. Hipervitaminado y crecido como estaba tras su 'momento' volvió a perseguir una pelota como sólo pueden hacer después de hora y media de pelea los hijos del continente negro, llegó a la línea de fondo, forcejeó hasta hacer caer en la trampa a un Flaño que, sin fuerzas, le derribó. Pérez Burrull no lo dudó y Abel abrochó desde los once metros la victoria murcianista. La primera en el año del Centenario Grana.

La cara B.

Hasta la resolución final, hasta el preciso instante en el que se rompió el match a favor de los locales, caminaba inmisericorde rumbo a un nuevo fiasco. A muchos se les empezaba a atragantar el roscón de Reyes al ver como los suyos sólo aguantaban veinte minutos mandando y generando oportunidades que volvieron a nacer, con Abel perdido y con Movilla y Pablo sin mando en el centro, de ese fútbol directo que provoca tantas imprecisiones y que tan poco gusta al respetable. Tras un disparo de Baiano mediada la primera mitad, el Murcia se fue 'a negro'. Ziganda ordenó a Plasil y a Vela que se pegaran a la línea de cal y Font, Puñal y Margairaz empezaron a imponer su ritmo. El helvético (oscuro pero muy interesante) a punto estuvo de poner por delante a los navarricos con un soberbio cabezazo antes del descanso. El dominio rojillo se acrecentó tras el mismo y tuvo su momento culmen en un mano a mano que Notario le sacó a Carlos Vela. Ahí tuvo Osasuna el partido en su mano (también con el libre directo al poste de Dady en la primera mitad) pero, a diferencia de Goitom, sin ningún genero de dudas el Baltasar del pueblo grana, el mejicano falló. Unas molestias le sacaron del campo y tampoco Juanfran pudo: el tren ya había pasado para los del Reyno. Una escuadra, igualito que el Murcia y que otros tantos, que van a vivir de aquí a mayo en el alambre: riendo unas semanas por un golpe de suerte y rabiando otras al ver como el rival de turno se lleva el premio gordo.

Es el sino de estos equipos que se agarran al libreto, que se comportan con honestidad, que son limpios y aseados pero a los que ni les sobra el desborde y la profundidad y mucho menos la capacidad de marcar. Al Murcia la captura le permite dar un salto de gigante, adentrarse en la semana que se visita al Barcelona en una situación, más aparente que real, de comodidad, de cierto desahogo, pero que para nada se debe traducir en la caseta con relajo y autocomplacencia.

Aunque ahora, vista la tabla y con la adrenalina 'reloca' por la victoria 'chirríe', la segunda parte de los grana fue de lo peor que uno recuerda en esta temporada. Los nervios podían con los zagueros, malo el partido de Mejía, hasta con un Notario dubitativo en las salidas; en la medular todos corrían como pollos descabezados tras la pelota y arriba a Baiano le obligaba el no fútbol de su equipo a tareas imposibles. Así hasta que apareció Goitom, su gol y se hizo la luz. Es la cara B de un triunfo vital.

JAVI GARCÍA SE VOLVIÓ DE VACÍO

Aunque calentó durante gran parte del segundo período, el muleño no saltó al césped de Nueva Condomina. El público, clave por su apoyo al equipo grana en los momentos delicados del encuentro, se quedó con las ganas de ver al futbolista murciano. La grada, eso sí, vibró con los suyos y despidió al equipo de Alcaraz con una cerrada ovación. Hay matrimonio.