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Segunda | Málaga 3 - Sevilla At. 0

Eliseu vuela con Salva

El Málaga acaba líder 2007 a la espera del Numancia

<b>IMPARABLE. </b>Apoño, Paulo Jorge y Hélder acompañan a Hidalgo en la celebración de su gol.
mariano pozo / paco rodríguez

El Málaga cerró un extraño 2007 por todo lo alto. A la espera de lo que haga hoy el Numancia, es líder. Quién se lo iba a decir a los de Muñiz el pasado enero... Este equipo exhibe razones. Como el gol, que ni se compra ni se entrena. De eso tienen Salva e Hidalgo a borbotones. Pero hay más, hay consistencia, hay fe en lo que se hace. Como la fe de Baha, que hizo de siete y tan sólo le faltó la guinda del gol. Gracias Henri Michel por no llevártelo a Ghana.

La Rosaleda se protegió de la lluvia como pudo. La mayoría se apiló bajo las gigantescas viseras. Cualquier techo parecía bueno ayer. Sólo algunos valientes despidieron 2007 pasados por agua. Ese mismo líquido que mojó la pólvora de los blanquiazules en la primera mitad. El Málaga tuvo presencia, creó, llegó, pero no definió. Igual que ante el Hércules. Salva, Baha, Paulo, Calleja... Todos rondaron el gol sin fortuna. El Málaga trenzó fútbol, pero a veces no basta.

El Sevilla Atlético rompe los clichés que suelen acompañar a los filiales. Los niños de Nervión no tienen ningún complejo a la hora de tener el balón en sus pies y tampoco se asustan cuando está en posesión del contrario. Hechuras. No extraña por tanto su clasificación. El grupo cuarto curte. El Sevilla Atlético es también lo que mamaron de Manolo Jiménez. Por eso no se cortan a la hora de dar patadas. Poco les importa el nombre del rival. Además, tienen paciencia. Gran virtud para Segunda. Porque aun sabiéndose inferiores, gozaron de alguna ocasión. Nada más reanudarse el partido, Hélder cometió un penalti sobre Alfaro que Cerro Grande no vio. El silencio de La Rosaleda lo dijo todo. Hubiese cambiado el sino del encuentro. Cayó en el limbo y el Málaga siguió a lo suyo.

El Sevilla intentó matar el derbi a base de contras y talento. Pero se toparon con Goitia, que alardeó de reflejos y salvó en dos ocasiones a los suyos. El vasco necesitaba algo así. Aunque lo mejor estaba por llegar. Y es que el Málaga en casa no perdona. La lluvia dio un respiro y la pólvora acabó prendiendo. Muñiz intentó ensanchar el campo. Por la derecha, Paulo Jorge y Jesús Gámez (temporada para enmarcar) hicieron constantes derroches. Pero el Málaga mata por la zurda. Muñiz sentó a Rossato y apostó por una novedosa pareja: Calleja-Eliseu. El luso, una gacela, fue clave en los tres goles. Hidalgo definió como los ángeles tras una cesión de Baha con la cabeza. En plena efervescencia de La Rosaleda, Eliseu regaló a Salva el gol que llevaba buscando tantos minutos sin éxito. Así es el fútbol. Después de tanta lucha sin premio, El Aviador Ballesta voló por segunda vez con Eliseu y se convirtió en el pichichi del equipo (junto a Hidalgo, con seis). Y el Málaga cierra el año exhibiendo cualidades.