El destino se lo tenía preparado

Al acabar el histórico último partido de Liga de la pasada temporada, el jefe de prensa del Racing de Santander decía a los medios: "Aquí está Francisco Chaparro, entrenador del Betis, para las preguntas que estimen oportunas". En ese momento, al veterano técnico verdiblanco empezaron a brillarle los ojos ante las inminentes lágrimas. "¡Qué bonito suena eso!", agregó sin más. Acababa de salvar a su Betis de un descenso seguro. El beticismo lloraba de alegría y el valedor de tantas emociones era él.

Pero se esperaba, o más bien soñaba, seguir al frente del equipo. "Estoy preparado para hacer un Betis grande y luchar por objetivos importantes. Creo que es mi momento", agregó. Pero ese deseo no se cumplió. Los dirigentes pensaron en alguien con más cartel para dar un cambio de rumbo después de dos temporadas desastrosas. Y llegó Héctor Cúper. Chaparro cambió el chip y cogió al filial. Ese filial, recién ascendido, lidera el grupo IV de Segunda B. Pero el destino le tenía guardada la oportunidad. Lopera ahora sí confía su suerte al veterano Chaparro. "Nos salvamos seguro", todo resumido.