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Copa de la UEFA | Grupo G | Getafe 1 - Hapoel 2

El Getafe se congela

El conjunto español mostró una imagen muy diferente a la mostrada en Londres en la primera jornada. Los errores defensivos de la primera mitad pasaron factura.

ABEL ROMERA
<strong>FALLOS.</strong> El Getafe pagó caro las imprecisiones defensivas cometidas en la primera mitad.
FALLOS. El Getafe pagó caro las imprecisiones defensivas cometidas en la primera mitad.Macario

El Getafe afrontaba su segundo encuentro de la fase de grupos con la enorme tranquilidad que le aportaba tener enfrente a un equipo desquiciado: último en el grupo, último en su liga y sin entrenador tras la destitución de Guy Luzon. El equipo madrileño contaba con una oportunidad inmejorable para poner pie y medio en los dieciseisavos de final. Laudrup aprovechó la oportunidad para rotar a sus jugadores con el objetivo de dosificar esfuerzos.

Pero lo que parecía que iba a ser una fiesta para los getafenses se convirtió en un infierno cuando sólo habían transcurrido cuatro minutos de partido. Tiempo suficiente para que Contra rompiese un fuera de juego que sirvió a Badir para batir a un pasivo Ustari. El partido daba un giro de 180 grados. El Getafe, al que le hubiese valido con controlar el juego y esperar que apareciesen las oportunidades se veía obligado a remontar. La situación pudo empeorar si, tan sólo unos minutos después, Fabio Junior hubiese acertado en un remate de cabeza que acabó siendo rechazado por la defensa.

La pasividad se apoderó del equipo español, que no reaccionó tras el gol israelí e hizo gala de una inoperancia absoluta con contadas llegadas al área rival sin peligro alguno.

La situación era complicada, pero todo es susceptible de empeorar, y así ocurrió. Un nuevo error de cálculo permitió aumentar su ventaja a los hebreos. Una falta sacada por Dego desde la banda derecha acabó alojándose en la red tras la falta de decisión tanto de la defensa como del portero azulón, que no acertó a despejar de puños al ser estorbado por dos contrarios.

Un destello de calidad de Casquero posibilitó la única oportunidad clara del Getafe en la primera mitad. El toledano se sacó un exquisito pase para que Albín enganchara un derechazo que sirvió a Enyeama para lucirse despejando a córner.

El desconcierto era la tónica dominante al descanso. La hombrada lograda en Londres en la primera jornada podía perder todo su valor si el Getafe no despertaba y lograba hacerse con el partido. La actitud no era la correcta.

Espejismo

Braulio y Manu del Moral fueron las medicinas con las que Laudrup trató de curar a un Getafe enfermo, y los primeros síntomas parecían esperanzadores. Los locales lograron hacerse con el centro del campo y acorralaron a su rival en el área. Manu dispuso de dos ocasiones en los tres primeros minutos que reactivaron a los pocos espectadores presentes en el Coliseum. La estrategia estaba clara. Había que volcarse en busca del primer gol sin permitirse ni un sólo despiste más atrás.

El Getafe llegaba a puerta, pero cada vez con menos peligro. El reloj corría en contra de los intereses del equipo español. El paso de los minutos, la efectividad de la defensa y el portero rival hicieron que los jugadores españoles fuesen perdiendo poco a poco la esperanza de lograr la remontada.

Un absurdo penalti cometido por la defensa israelí y que Pablo Hernández convirtió en gol ofrecieron un apasionante final de partido en el que el Getafe intentó el empate a la desesperada.

Aunque la mejoría del Getafe fue notable en la segunda mitad, los errores cometidos en el primer tiempo pasaron factura al conjunto español. El Getafe mostró una cara totalmente contraria a la mostrada en Londres, y eso, en Europa, se paga. Aún así, las opciones de clasificación de los de Laudrup quedan intactas y dependen de sí mismos para estar en dieciseisavos.