Lleva poco tiempo Laudrup en la Liga, pero tenía bien clara la radiografía del Athletic en la víspera del encuentro. Le ayudó quizás la recopilación de vídeos rojiblancos que hizo antes del verano, cuando llegó a sus oídos la mínima posibilidad de entrenar a los leones. Pues sí, el equipo de Caparrós llegó a Getafe tal y como esperaba el danés, a verlas venir, a empatar o ganar con suerte. También fue visionario el utrerano, que había advertido del peligro en la llegada de Casquero desde la segunda línea. Pero sus pupilos no se dieron por enterados. De la Red y el ex sevillista se lo pasaron bomba con la pelota, sin que Orbaiz e Iraola se pusiesen a su altura con y sin la pelota.

La frase de Susaeta a Granero al cambiarle la camiseta al final del partido, "¡qué puta mierda!", resumió a la perfección el espectáculo que dieron los leones en el Coliséum, donde sólo dieron la talla sus impenitentes seguidores. Por mucho que el canterano intentase levantar a sus compañeros con alguna que otra arrancada de clase, no acompañaba nadie. Perdió los papeles hasta el más inspirado este año, Amorebieta, que volvió a caer en viejos errores que parecían enterrados. Los leones pierden el crédito defensivo. En ataque ni lo tenían.