Llorente: "La gente debe tener paciencia"

Fernando Llorente es una pequeña diana vestido de rojiblanco. Para lo bueno y para lo malo. En cuanto salta al campo todos los ojos de los aficionados se posan en su espalda. Lleva el nueve y ese número hay que honrarlo. Más todavía en el Athletic. Esta se presumía como la temporada de su confirmación, pero el arranque le ha salido rana. Discutido por la grada y relegado por el técnico. Sus dos últimas apariciones por San Mamés han acabado en murmullo y pitos. Frente al Betis, incluso, los recibió a los cuatro segundos de su entrada al campo: "La afición debe tener paciencia. Nunca sabe bien que te piten. La verdad es que me sorprendió porque acababa de salir y todavía no había tocado un balón. Creo que la gente debe tener más paciencia, sobre todo por la filosofía que tiene este equipo. Los pitos no son buenos ni para mí ni para nadie".

Debate constante.

El delantero, no se sabe bien por qué, está en mitad de una discusión constante. Un auténtico laberinto de opinión. Es de tal envergadura que hasta sus propios compañeros se dan cuenta de que tienen que arroparle. El sábado pasado, por ejemplo, en el momento de que Llorente sustituía a Etxeberria, Aritz Aduriz se plantó en el centro del campo y empezó a dar palmas con los brazos en alta. Fue una invitación a la comprensión del público en toda regla. Llorente reconoce que cada día que juega vive un examen. "Pero no voy a bajar los brazos en ningún momento. Voy a seguir luchando", insiste. "Tengo que hacer un esfuerzo de concentración, abstraerme un poco de todo lo que pasa fuera del campo y ser fuerte. Con el tiempo he madurado. Si esto me hubiera pasado antes habría sido diferente".

Lejos de arrugarse, el delantero apuesta por un espíritu competitivo para salir adelante: "Es posible que necesite un partido de referencia para convencer. No voy a bajar los brazos porque sé que cuando me llegue la oportunidad la voy a aprovechar. Ahora no tengo muchos minutos y así es difícil demostrar lo qué puedes hacer".

Llorente es consciente de que tiene tarea porque "se ha ido Isma (Urzaiz) y la gente siempre va a querer más y nos va a exigir. El míster ve defectos en mí que trato de corregir en cada entrenamiento. Quiero mejorar porque todo lo que haga en los entrenamientos saldrá luego en el campo".