El Bernabéu volvió a rendirse ante Casillas tras su última actuación frente al Olympiacos. Y con razón. A pesar de la excelente actuación de Robinho (dos goles y dos asistencias), el verdadero protagonista fue el guardameta: su estirada antológica tras un cabezazo de Kovacevic quedará para el recuerdo. Entre otras cosas porque así evitó el empate griego y abrió el camino de un nuevo triunfo, que llegó en el minuto 92. Su premio fue el cariño del madridismo, que coreó "¡Iker, Iker, Iker!".
Y ésa no fue una intervención casual. Casillas puede presumir de hacerlas a menudo. De hecho, es el portero de la Liga que más paradas contabiliza (38), una cada 19,76 minutos, y en Champions es el cuarto con 19. Sus memorables actuaciones ante al Getafe (sobrevivió a 26 remates), Betis y Almería posibilitan que el Madrid sea líder, máximo goleador junto al Barça (17) y menos goleado (5). Los arietes tiemblan cuando le encaran: para marcarle necesitan 28 intentos. Una inmaculada trayectoria que se prolonga con la Selección. Véase, entre otros capítulos, su última actuación en Dinamarca.
A pesar de su dulce momento, Casillas esquiva los piropos. Su humildad quedó patente el miércoles en la zona mixta. Primero, sobre su actuación: "Lo de San Iker da igual. Hay que valorar el trabajo colectivo". Y después minimizando el hecho de estar entre los aspirantes al Balón de Oro: "No lo ganaré ni por asomo. Esos premios no son objetivos. Están mediatizados".
Hasta 2011.
Puede que lleve razón. Si no, no se entiende que los responsables de conceder el FIFA World Player o el Onze de Oro hayan pasado por alto sus virtudes. El hecho de que Iker no esté en la lista de la FIFA junto a Cech y Buffon o en la de la revista Onze (donde además de ellos dos aparecen Van der Sar, Reina, Doni, Coupet, Dida y Palop) no parece justo. Pero no le distrae, como tampoco lo hizo el interés del Manchester en llevárselo. Casillas renovó hasta 2011 y sólo tiene un objetivo: no ser el que más paradas hace, sino el que realiza las más decisivas. Como hasta ahora.
