Robinho por fin llegó a Madrid, aunque ya es demasiado tarde para impedir que sobre él caigan los primeros escarmientos tras saltarse doblemente el código interno de conducta que le entregó Calderón hace un mes: no ha acudido a los dos últimos entrenamientos y, para más inri, fue pillado en una animada fiesta con sus compañeros de selección a altas horas de la madrugada. Por ello, Schuster le ha dejado fuera de la lista para jugar hoy y, además, recibirá una multa ejemplar. Baptista, su acompañante de viaje, sí se librará al no haber acudido a esa fiesta.

A los dirigentes del Madrid no les ha gustado nada este incidente. Su mosqueo no se inició por la ausencia de ambos al entrenamiento vespertino del jueves, ya que sabían que no llegarían a tiempo. El enfado se originó cuando supieron que Robinho y Baptista pidieron a la CBF que no les sacaran billetes para el siguiente vuelo y así poder apurar más su regreso. Pero su estrategia les salió rana y fueron cazados.

La llegada del vuelo de Iberia 6820 procedente de Sao Paulo que les debía traer hasta Madrid estaba prevista a las 10:35. Sólo quince minutos antes de que se iniciara el último ensayo semanal. Pero no fue así. Un doble retraso hizo que pisaran Barajas a 15:30, cuando la plantilla ya hacía las maletas para volar a Barcelona y Schuster echaba humo.

Reacciones. El alemán fue claro ayer sobre Robinho, al que ya tachó en AS de estar malcriado: "Esas cosas no me gustan. Tienen que desaparecer. Hablaremos con él, sabremos su versión, y a lo mejor no es para tanto. Esto no se acerca a lo que es el Madrid". El extremo, por su parte, quitó hierro al asunto: "Estoy preparado para jugar pero, si Schuster no me pone, él verá. Ésa no era mi fiesta, no pedí preservativos ni salí con una rubia. Estoy casado y tranquilo; Brasil ganó 5-0". Hoy se entrenará con Baptista en Valdebebas.