Primera | La contracrónica de Iñako Díaz-Guerra
Un accidente natural
De la mano de Torres, el Atlético se había acostumbrado a mojar en el Camp Nou. Pero si los milagros se produjesen siempre, dejarían de serlo. Eso sí, dio señales positivas y está más cerca del Barça: ahora sólo a tres goles.
El doble de buenos. O la mitad de malos. Al margen del chiste fácil, lo cierto es que la distancia que va del 0-6 del último cruce entre ambos a este 3-0 es real. El Atleti ha mejorado mucho, pero el Barça, cuando está a lo que está, aún juega en una Liga distinta a la del resto. Y punto. Aún así, los rojiblancos dominaron al principio y tuvieron sus ocasiones. La derrota hay que considerarla como un mero accidente natural, sin darle más vueltas. A seguir adelante.
El factor X. Todos sospechábamos que, sin Perea, la carnicería que iban a montar Messi, Henry y Ronaldinho con la defensa atlética haría que Reservoir Dogs pareciese La Sirenita. Con lo que no se contaba era con que Abbiati, cuya candidatura a la titularidad ganaba adeptos por días, fuera el desencadenante de la tragedia. Después tuvo varias intervenciones de mérito, pero su cantada en el 1-0 ha podido marcar su futuro cercano. Leo Franco vuelve a adelantarle.
El Aguirre bueno. El Atleti cumplió con lo prometido y salió a ganar. Pocos se atreverían a saltar al Camp Nou con cuatro delanteros reales (Agüero, Forlán, Reyes y Simao) y queriendo la pelota. Pero le sigue faltando contundencia. Aún así, es un placer ver cierta valentía en un equipo que llevaba años recordando al león de El Mago de Oz: más cobarde que Dorothy. Ya saben, vale más morir de pie que vivir de rodillas. Y, por cierto, se vive más de pie. Siempre.
El Aguirre malo. El problema es que, en cuanto nos despistamos, Aguirre se quita el disfraz de Subcomandante Marcos y vuelve a vestirse de entrenador de fútbol no llamado Rijkaard. De gris oficinista, vamos. Así, con 2-0 y media hora por delante, sentó al Kun. Ovación del Camp Nou: mitad para Agüero, mitad para el favor del técnico. El genio argentino había estado gris, pero acababa de sacarle un minipenalti a Puyol en la única bola que le llegó en el área. Sin él, se acabó hasta soñar.
Recordando a Torres. El Niño, fiel a su costumbre, marcó mientras se jugaba un Barça-Atleti. Lástima que lo hiciera en Liverpool. Cualquier día le sacan a hombros de Anfield. Normal.
El Barça es Fred Astaire. No sé si se hablan entre ellos, si su vestuario es más caótico que el camarote de los Marx, si salen o si entran. Sólo sé que es una gozada verles jugar. A medio gas, sin romper a sudar, pasaron por encima de un rival que va a pelear la Champions seguro. Y esa elegancia... Al resto más les vale confiar en que los azulgranas pulsen el botón de autodestrucción.
Jornada positiva. En fin, que cuando te la lían Deco y Messi es como si te levantan una chica George Clooney y Brad Pitt. Casi te sientes halagado sólo por haber competido. Visto lo visto, el fin de semana no fue malo para el Atleti: perdieron el Valencia, el Sevilla y el Villarreal. Ahora, parón y cuenta nueva. No se puede luchar contra la naturaleza.