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Copa del Rey | Málaga - Celta

Entre la calma de Muñiz y la necesidad de Stoichkov

Málaga-Celta, una eliminatoria con sabor a Primera

<b>GALLITOS.</b> El último Málaga-Celta se jugó con gente de la calidad de Gabriel y Silva. En Primera.

No hace tanto tiempo que un Málaga-Celta era un partido de Primera. Con todas sus letras, a rebufo de una pe mayúscula. Y no sólo porque compartían espacio en la crema del balompié patrio, sino porque se podía disfrutar de gente como Mostovoi, Gustavo López, Darío Silva, Dely Valdés, Mazinho, Catanha, Makelele, Rufete, Baiano, Milosevic, Edu, Duda... Ahora es sólo un partido de dos gallitos de Segunda, que se encuentran en la Copa de forma prematura. Sirve para poco, francamente. Sobre todo porque a estos dos clubes les resbala todo lo que no sea ascender. La Copa es así para la mayoría. Balsámica para el que gana, menospreciada por el que sucumbe.

Pero es la vidilla para los futbolistas olvidados, especialmente para los porteros suplentes. Esa es la apuesta de Muñiz, que en su pedestal de tempranero líder de Segunda no quiere la Copa sino para observar a su equipo B bajo fuego real. Hasta que uno no se asoma por los octavos no empieza a mirar con deseo el veterano trofeo. A lo mejor le da más importancia Stoichkov a esta segunda ronda. El vestuario celeste está empezando a descreer en el búlgaro. Tras el descenso y el tembloroso arranque, necesita convencer a todo Vigo de que conoce el camino. Ya sólo le quedan los resultados. Y cuentan todos. Hasta el de Copa.

Así que ya suenan tambores de guerra en La Rosaleda, con sabor a un pasado mejor. Quizá este Málaga-Celta no luce el garbo de antaño, pero en el fondo siempre será un partido de Primera. Y la eliminatoria estrella de esta ronda.