Reyes fue increpado por su pasado blanco

Tras la pertinente liturgia de las fotos con la camiseta y presentación rutinaria, José Antonio Reyes saltó al terreno de juego para dar sus primeros toques como rojiblanco. En ese momento las puertas del estadio se abrieron para que los aficionados contemplaran al nuevo extremo del Atlético. Ya desde ese momento se palpaba que varios aficionados de la centena que acudieron llegaban con el cuchillo entre los dientes. Así fue como cierta parte de la afición manifestó su desacuerdo con esta nueva llegada. "Vikingos no" o "jugadores mercenarios" rezaban las voces de la decena de disconformes con el nuevo desembarco. Incluso, con el cántico de "madridista el que no bote es", alguien del público intentó aconsejar al futbolista para que saltara. Sin embargo, su consejo cayó en saco roto. Por su parte, Reyes se limitó a estar en su papel. Realizó algún juego que otro con el balón, que regaló junto a la nueva zamarra rojiblanca.

Y es que la rivalidad en el fútbol madrileño, pese a no ser la de antaño, sigue existiendo. Aunque ya son varios años los que tanto Real Madrid como Atlético han querido recubrir su relaciones con un halo de cordialidad, hoy en día la tensión entre aficionados rojiblancos y madridistas sigue latente. La prueba de ello es lo que sucedió ayer en el Calderón en la presentación de Reyes.

Algunos hinchas también aprovecharon la coyuntura para cargar las tintas contra la administración actual. Además de las pancartas contra la directiva, también hubo cánticos: "Diles que se vayan" y "Cerezo c..., fuera del Calderón" sonaron en la presentación con la reminiscencia de la venta del Calderón aún fresca.

Ya en el aeropuerto de Barajas, y con las cámaras de Cuatro como testigo, el sevillano desveló el porqué de su trayecto Concha Espina-Manzanares. Un aficionado le demandaba que si el motivo de que no se quedara la presente temporada en el Real Madrid había sido el presidente blanco, Ramón Calderón. Ante esto, el jugador asintió.