San Mamés se quedará pequeño ante el Levante

San Mamés necesita relevo. Se queda pequeño ante la gran final. La última muestra de fidelidad de esta gran afición tuvo lugar ayer, cuando la cola ante las taquillas dio tres cuartas partes de vuelta al campo. El primer aficionado esperó 25 horas para hacerse con las dos entradas que el Athletic facilitaba por persona. Visto el cariz del asunto, con la cantidad de seguidores que pasaron la noche guardando su turno, el club se llegó a plantear la opción de abrir mucho antes, pero lógicamente planteaba inconvenientes. Al final, se empezaron a expedir localidades con 75 minutos de antelación sobre lo anunciado. Miles de personas no podrán presenciar en directo el dramático encuentro.

Había que ver las caras de desilusión de quienes no pudieron hacerse con alguno de los tres mil billetes que se sacaron a la venta. Algunos mostraron su malestar. Y eso que se habían limitado al máximo los compromisos del club, poniendo un cupo de entradas muy limitado y estricto para quienes forman parte del Athletic.

Hamacas, balones, cartas... Todo valía con tal de pasar el rato. Menos mal que la climatología acompañó. Los ánimos están por las nubes, se escucharon cánticos. El preferido, el de "¡Athletic siempre en Primera!".