Un descenso inevitable

El Castilla bajó a Segunda B en el día que menos lo mereció. La tarde comenzó perfecta, pero un gol del malaguista Hidalgo a falta de un minuto para el final del encuentro condenó al descenso al equipo de Michel.

Todo aquel que quiera ser escritor de éxito que tome buena nota de la tarde que propició ayer la jornada de Segunda. Alegría de los canteranos en el comienzo, euforia a falta de media hora, nerviosismo en los últimos minutos y llanto irreprimible al final. Digno de la mejor película de terror.

El fútbol es incomprensible. El Castilla, que pagará con la Segunda B no haber sabido convivir con los nervios y la tensión durante toda la temporada, demostró una sorprendente serenidad en el día que podía caer al descenso. Ayudó el magnífico gol de Adrián en el cuarto minuto del partido. Se llevó el balón por velocidad casi en la línea del centro del campo, se plantó en el área y definió con tranquilidad.

Poca oposición. El Almería evidenció una falta de motivación que fomentó la creatividad ofensiva de los canteranos. Los visitantes utilizaron las patadas como único método defensivo. En una de éstas Rodri terminó expulsado. Mateu Lahoz, esperpéntico toda la tarde, consideró como ocasión manifiesta de gol la carrera de Nieto a 15 metros del área que el defensa almeriense cortó en falta. Este error terminó de poner en franquía al Castilla un partido que ya tenía muy a favor, sólo existían los locales sobre el campo. Las numerosas ocasiones que generaban los madridistas terminaron en gol.

Pasada la media hora, Mata, fabuloso en su último partido en Valdebebas, puso un balón inmejorable a la cabeza de Negredo, que remató de cabeza a gol con la fuerza del que pelea por salvar la vida. El rocoso camino a la salvación del Castilla parecía asfaltarse como una autopista, porque cinco minutos después Gorka adelantó al Lorca ante el Alavés. La salvación estaba a un punto.

El Castilla se fue al descanso contento y volvió aún más feliz. Nada más comenzar la segunda parte Mata clavó un zurdazo a la escuadra y sentenció el partido. 3-0 a favor con 45 minutos por delante para estar pendientes del Carrusel Deportivo. Y el transistor no dejaba de dar alegrías al Castilla: a falta de 20 minutos para que terminaran sus partidos Málaga y Alavés (un empate y una victoria, respectivamente, les ponía a salvo del descenso) perdían sus dos partidos. La tarde perfecta.

El Alavés dio la vuelta a su partido en dos minutos, por lo que todas las esperanzas de salvación de los madridistas pasaban porque el Málaga perdiera en Cádiz. Pero el mentado Hidalgo marcó, el Málaga empató y ya no hubo consuelo para Michel y sus pupilos. Los errores del pasado hicieron inevitable el descenso del Castilla.