El Calderón fue una fiesta

Madrid se convirtió por un día en una improvisada presede en Europa de la Copa América. El Calderón fue testigo de la alegría desatada que el fútbol provoca en el continente americano en sus más fieles seguidores. Desde las 17:00, el paseo de los Melancólicos tuvo de todo menos de melancólico. Las arterias principales que desembocan en el Calderón, se fundieron en un enorme río de color, el de las banderas rojiblancas de Perú, mezcladas con las rojas, amarillas y azules de Ecuador. Más de 30.000 aficionados vistieron de gala el campo madrileño.

Y entre salsa y bailes latinos en la grada, arrancó el partido. En el césped y en la grada. Gritos, muchos gritos de apoyo. El famoso "Sí se puede" y "Sí, sí, sí, Ecuador", por parte de la afición tricolor, y unos "Olé, olé" muy españoles desde la grada peruana ensordecieron permanentemente el estadio. El estadio Vicente Calderón se embriagó ayer de una energía especial, la de las grandes citas, la de las grandes hinchadas, la del fútbol apasionado y caliente. Porque ayer la capital de España fue Quito y Lima al mismo tiempo. Porque la Copa América arrancó ayer en Madrid.