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Segunda | Castilla 2 - Tenerife 3

El Castilla entra en coma

El Tenerife vence con justicia, logra la salvación y hunde al filial

<b>IMPOTENCIA. </b>El gesto de Mata tras la derrota resume el sentir blanco.
carlos martínez

Muchos madridistas lamentarán que de nuevo el Tenerife haya arruinado sus ilusiones. Si antaño le negó dos títulos de Liga al primer equipo, ayer condenó prácticamente al Castilla a regresar a la categoría de bronce dos años después de abandonarla. Tras este nuevo tropiezo, los pupilos de Michel dependen del Alavés. Y de Las Palmas. Y del Málaga... Todo por ser esclavo de sus errores. Si estos rivales directos vencen la próxima jornada se consumará el fiasco blanco, pero vista la fuerza y eficacia que irradian las ejemplares cofradías y movimientos como el del 'Junto Podemos', el filial deberá esperar. Rezar y soñar.

La derrota de ayer le llegó por un nuevo suicidio colectivo y por la inteligencia de Casuco, el técnico que ha conducido a su Tenerife a lograr la permanencia con antelación, cuando hace meses todo era pesimismo tras su toma de posesión.

Error clave.

El objetivo canario comenzó a fraguarse con el gol de Agus en propia puerta. Un mazazo que llegó cuando los canteranos se encontraban más cómodos. Su dominio lo basaba en la enérgica labor de Javi García y en la extra motivación de Mata y Valero. Dos pilares que hace meses sellaron su compromiso con otros clubes y que pagaron por ello. El primero en forma de presión y el segundo en un especie de mobbing al más puro estilo Beckham: fue suplente en cinco de las últimas seis jornadas. Esta vez, y a pesar de que hace meses su conciencia se lo impedía, Michel apostó por ambos como titulares. Y cumplieron, aunque su descaro y compromiso no bastaron para contrarrestar la experiencia de Culebras y Sicilia atrás, la inteligencia en la dirección de Martínez y la diabólica movilidad de Iriome y Ayoze. Éste, un crack.

Sin embargo, la tenacidad concedió otra oportunidad al Castilla. Negredo se deshizo de su marca, cedió el balón a Adrián que, tras golpear defectuosamente, habilitó a Mata. El extremo, que siguió astutamente la trayectoria, se tiró y la empujó a placer. Empate.

Sentencia.

Las tablas hacían justicia por los (escasos) riesgos de ambos equipos, pero la reanudación volvió a desnudar las numerosas y variadas carencias del equipo blanco. Un nuevo despiste de Agus sirvió para que Raúl gozara de un mano a mano con Codina. Pero erró. Sólo era un aviso. Diez minutos después, Juvenal recogió un inocente despeje. Lo controló, orientó el cuero y su punto de mira, y lo envió a la base del poste: el punto G de los porteros.

La herida fue de bala para el Castilla. Aunque no de muerte. Granero, recién salido del banquillo, estrelló un zapatazo en el larguero. El rechace lo marró Negredo sin oponente. Y sin convicción. Ahí comenzó a arrodillarse el filial y a exigir un final inmediato. La estocada. Ayoze asumió la responsabilidad tras una nueva torpeza local. La jugada, válida en un recreo, resumió a la perfección lo que ha sido este Castilla: un colectivo boyante de calidad e inexperiencia. De la Red, el mismo protagonista del error anterior, maquilló su actuación con un postrero gol. Pero el resultado, que era lo vital, ya había dictado sentencia.

Ya no depende de él

Jugará ante dos Primeras y depende del fallo ajeno. Está a cinco puntos de la salvación (y el goal average en contra).