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Primera | Nàstic 0 - Atlético de Madrid 2

Torres siempre acude al rescate

El Niño iguala a Villa en el pichichi nacional. Marcó un penalti tras seis fallos. Maxi dio un gol y provocó otro. Descendió el Nástic. El Atleti sigue en UEFA

<b>SE ACABÓ LA MALDICIÓN.</b> Fernando Torres marcó ayer su segundo gol de penalti al Nàstic, rompiendo así su mala racha desde el punto de penalti.

Fue un rescate de libro. Por mucho que nos gusten las historias de salvadores anónimos e inesperados, el fútbol es sensato y los héroes suelen ser los mejores (excepto Materazzi e Inzaghi, pero Italia es otro planeta). Ayer el Atleti, ahogado y aterrorizado, necesitaba líderes y dieron el paso al frente Torres y Maxi. Lo normal. Europa sigue en sus manos porque entre tanta espesura tiene dos jugadores superlativos. Bueno, por eso y porque el Nàstic es el Nàstic, equipo de Segunda desde ayer por algo. Tampoco convirtamos esta victoria en la toma de La Bastilla. Era una obligación y se cumplió, perfecto, pero a los de Aguirre les toca seguir sufriendo.

La clave fue que Torres recuperó a su escudero, su socio, su complemento ideal. Maxi volvía al once inicial siete meses después de destrozarse la rodilla y en seguida hizo patente cuanto se le ha añorado. A los once minutos metió un pase perfecto al desmarque de Torres, que no falló. Ya en la segunda parte provocaría el penalti del 0-2. La Fiera ha jugado sólo 458 minutos de Liga, muchos de ellos renqueante, y aún así ha marcado tres goles y dado cuatro. Su aportación es espectacular. El Atleti ha estado tuerto casi toda a Liga.

Le ha sostenido que el otro ojo es biónico, no falla nunca. Se llama Fernando Torres y es desde ayer pichichi nacional empatado con Villa a catorce goles. Hay pocas fantasías más espeluznantes que imaginar al Atleti sin el Niño. Sería como yo sin la comida a domicilio: un muerto en vida. Cuando no entra en uno de esos agujeros negros en los que se anula solo, existen pocos delanteros en el mundo más indefendibles que él. Que estuviera otro año sin jugar en Europa sería un crimen contra la humanidad.

Ayer desarboló sin esfuerzo al Nàstic, que saltó al campo descendido y se deshizo como un azucarillo al primer contratiempo. Normal. Fue bonito mientras duró, pero tampoco podía prolongarse demasiado. La afición tarraconense ovacionó a los suyos, consciente de que si Halle Berry te guiña un ojo no es plan de ponerse a pensar en hijos y en comprar un adosado sino de relajarse y disfrutar. Y que te quiten lo bailao. Su dignidad queda intacta.

Apuesta ganadora.

El que se la jugaba era Aguirre, suplente electoral por la mañana y en el banquillo futbolístico por la tarde. Tanto ajetreo no le trastocó el cerebro y fue fiel a sí mismo: ante la duda, la opción de menor riesgo. A saber, Gabi en lugar de Jurado y un punta en vez de dos. Si Capello gana la Liga, el Vasco va a la UEFA y Portillo no cambia de peinado, 2007 será un año difícil para el buen gusto.

La lectura más complicada de las decisiones de Aguirre fue la enésima suplencia de Agüero, aparcado hasta los minutos de la basura. Si el Kun no logra volver al equipo ni obligado a ganar en casa del colista, algo huele a podrido en Dinamarca. ¿Desconfianza, castigo o educación por la vía dura? Sólo el técnico tiene la respuesta y no hay que buscar culpables, sino soluciones. Una parte importante del futuro rojiblanco pasa por ello.

Mientras, el presente se mantiene a flote gracias a Maxi, a Torres y al heroico Sevilla, cuya victoria ante el Zaragoza tiene triple premio para los atléticos: le complica la Liga al Madrid, mete a los maños en el lío de la UEFA con sólo un punto más que los rojiblancos y ayuda a que los sevillistas sigan vivos hasta la última jornada, cuando reciben al Villarreal. A estas alturas es más complicado entender la Liga que el Ulises de Joyce.

Un día raro por tanto para el Atlético: caos absoluto a su alrededor y él actuando como un tipo serio y cabal, cumpliendo con su deber sin estridencias. Lo que rara vez hace, vamos. La normalidad fue tal que hasta Torres acabó con la maldición de los penaltis, tras seis fallos seguidos y más de seis meses sin meter uno, pero ayer no se escondió y acertó. La línea que separa la temeridad de la valentía es muy fina, pero el Niño nunca titubea. Por eso el Atlético sigue en zona europea. Por eso y porque ha vuelto Maxi. De ellos depende llevar la agujereada nave a puerto. El Nàstic fue una marejadilla, pero les esperan emociones fuertes. Una tila y a esperar.

Aguirre llegó a las 12:00 h.

Aguirre se presentó a las 8:00 en el colegio La Encina de Somosaguas, donde era suplente en una mesa electoral. Una vez liberado por la presencia del titular, viajó a Barcelona en avión y de allí a Tarragona en coche, llegando a las 12:00.