Primera | Getafe 1 - Atlético 4
Torres y cía ponen un pie en Europa
Arranque de orgullo del Atleti. El Getafe, de resaca. Exhibición del Niño con dos golazos. Maniche, un socio de lujo. Aguirre acertó La UEFA, muy cerca
Cuando más se le necesitaba, apareció Torres. Como siempre. Pero la noticia no fue esa. No, lo realmente novedoso fue que esta vez el Niño no estuvo solo y sucedió lo que tenía que suceder, que el Atlético pasó como un rodillo por encima del Getafe. Primero, porque es mejor cuando se decide a demostrarlo. Segundo, porque los de Schuster están en otra historia, la Liga ya es sólo para ellos una sucesión de felices homenajes hasta la final de Copa. Relajarse y disfrutar no es delito, es justicia. De todas formas, hasta siendo goleado es un equipo agradable de ver, nunca deja sensación de no tener recursos, de no saber qué se trae entre manos. Se ha ganado cada halago que recibe.
Aunque el que salió reforzado ayer fue Javier Aguirre. Su cambio del 4-4-2 al 4-1-4-1, que olía a miedo, acabó siendo un acierto pleno. Luccin trabajaba, dejando sueltos y en su sitio natural a Maniche y Jurado. Entre los tres hicieron que el balón fuera rojiblanco durante la primera media hora y, por primera vez en la temporada, la pelota no pidió una orden de alejamiento por maltrato. Resultado: en el minuto 17, 0-2 y el partido casi resuelto.
La segunda clave fue el aspecto piscológico. Desconozco si fue mérito del técnico, del grupo o del balsámico gol de Torres a los dos minutos, pero el Atlético recuperó el orgullo perdido. Al fin pareció darse cuenta de que entrar en Europa no es un regalo sino una recompensa. Cuando empiezas en esta profesión aprendes rápido a no titular con frases hechas del tipo "Menganito sale a ganar" porque es algo que se da por hecho, no aporta información. Bueno, pues con el Atleti se rompe la norma. Ayer salió a ganar. Y eso es noticia (y puede volver a serlo si lo hace, o no, el sábado contra el Barça, pero esa ya es otra película).
Volvamos a Torres, principio y fin de todo lo que se vio en Getafe. Su temporada ha sido tildada de gris cuando en realidad está peleando el pichichi nacional con los (merecidamente) piropeados Villa y Morientes. Y, mientras se discutían sus cifras, su juego ha evolucionado más que nunca. A su repertorio habitual ha añadido la inteligencia para irse a la banda y destrozar defensas desde el punto más frágil, mejor pase, disparo lejano y, como demostró ayer en sus dos goles, una definición cada vez más fría. Y su liderazgo es de manual.
Pregunten a Tena, que ni le vio, o a Maniche, que entendió el chollo de socio que tenía y le metió dos perfectos pases de gol al espacio. El portugués al fin enseñó su mejor versión. Tiende al caos, pero llega, se ofrece y suma más que resta. Si no entra en modo enajenación, es clave. Su gol fue justo premio a su partido, como el penalti final al de Galletti, que luchó como siempre pero acertó más, con un robo vital por fe en el 0-2.
Desaparecido.
Dirán que no hablo del Geta, pero es que, tal vez abrumado por su protagonismo de los últimos días, ayer hizo mutis. Sólo reaccionó al inicio de la segunda mitad, liderado por Casquero y apoyado en los tradicionales lapsus defensivos rojiblancos. Aunque, con Pablo y Perea de jornada de reflexión, disminuyeron los errores, el Atleti no pudo resistirse a regalarle un golito a Manu, su canterano, al que no castigó con la tan habitual como vil prohibición de jugar contra él. El chaval lo agradeció siendo el mejor de los suyos y demostrando su crecimiento. De eso se trata con las cesiones, creo.
Pero tras el 1-2 y los consiguientes cinco minutos de tembleque, Torres zanjó las dudas. Se plantó ante Abbondanzieri y, donde antes hubiera sacado un disparo al bulto, se marcó un regate largo y una definición tranquila con poco ángulo. El Niño y sus secuaces lo celebraron a lo grande, sabiendo que en ese gol iba media Europa. O entera, si la actitud mostrada ayer va a ser costumbre y no excepción.
Ésa es ahora la cuestión. Si hay UEFA, Aguirre se habrá ganado seguir con esta buena base más Maxi y Petrov y un par de vitales retoques. Recre y Villarreal ya sólo esperan la nunca descartable autodestrucción rojiblanca. Y el Geta a vivir, que son dos días. Bueno, y no se olviden de lo del Barça, ahora sin tanta necesidad en el Atlético. Semanita divertida habemus.