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Yo digo | Alfredo Matilla

El gol iguala al presente y al pasado

Negredo consiguió renovar el pasado miércoles su contrato con el Madrid hasta 2010 gracias a sus goles, que han llegado con trabajo y humildad. Al ariete de Vallecas nunca le han regalado nada. Al contrario. Su fisonomía, antes venerada en Penev o Kovacevic, ahora está en desuso y crea tirria: si el día le sonríe, bien; si no es así, siempre es distinguido por la lentitud, el sobrepeso o su torpeza. En mitad de esas dudas comenzó a destacar en el Rayo, donde brilló tres años en su juvenil. Con el Tercera se destapó (14 goles) y creció al cobijo de Orúe, técnico del primer equipo franjirrojo (2ª B). Con él debutó en Fuerteventura.

Tras su llegada a La Fábrica salvó una nueva adversidad. Soldado era el líder del Castilla en el que aterrizó. Pero eso no le incomodó. Supo aguantar a la sombra sin gesticular y, lejos de rajar o desear que la suerte esquivara a su competidor como hacen demasiados, Álvaro fue más listo: lo tomó como maestro. Y aprendió. Con esa madurez ha sabido aguardar su oportunidad a los 21 años y tener algo en común con su ídolo: Van Nistelrooy. Aunque ambos saben que sus antecesores eran más comerciales, el gol iguala al presente con el pasado.