El Murcia suma un punto meritorio ante el Valladolid

La primera parte fue claramente vallisoletana. La segunda, murcianista y al final, como si de una operación matemática se tratara, granas y albivioletas se repartieron los puntos. Seguro que no era lo que pretendían ni los de Mendilibar (querían un triunfo para que la fiesta fuera completa) ni los de Alcaraz (en su carrera frenética por subir ya) pero fue lo justo visto el desplegue físico de un Valladolid al que la costumbre y la inercia de ganar los partidos arrollando, hizo que la fatiga acumulada por los fastos quedara, en los primeros cuarenta y cinco minutos, en nada. Y observada también, la corajuda reacción de un Murcia que de haber viajado a Pucela con la misma pegada de la que ha hecho gala durante todo el curso, se hubiera llevado los tres puntos en juego. De haber tenido Carlos Aranda un poquito de puntería, de haber acertado el malagueño una de las cuatro llegadas claras, el Murcia hubiera devuelto el cachetazo pucelano de la ida.

Desafiando a la lógica, al cansancio y hasta al juego de probabilidades, el cuadro de Mendilibar salió dispuesto a resolver por la vía rápida. Con Borja y Álvaro Rubio mandando en la zona ancha, con Sisi, Capdevila y Víctor ganando la pelea de las bandas, el Valladolid metió atrás a un Murcia que se las veía y se las deseaba para contener al líder. A un equipo que divierte a su gente y al que Víctor puso en franquía tras una gran jugada combinativa (hubo un tramo en la primera parte en la que los castellanos jugaban de memoria y con tiralíneas). Para los de Alcaraz la mejor noticia del primer periodo fue el pitido final del árbitro. Justo después de que Capdevila 'embistiera' a Pignol, justo después de que Manchev mandara un testarazo a la madera.

El triunfo parcial del Valladolid era inapelable. Sencillamente eran mejores, pero por arte de casta, de vergüenza torera, de intensidad, el Murcia lo cambio todo de golpe.

Fue un volantazo tremendo, de equipo herido en su amor propio y con ganas de reivindicarse ante el mejor. Iván empató y luego Aranda tuvo en varias contras la victoria en sus botas. Al margen de la casta, el despertar murcianista se cimentó en la aparición de su eje (Abel y Richi se tiraron al frente y presionaron muy arriba) y sobre todo, en el buen hacer de Jofre y Gallardo. Por primera vez en todo el año, el público local veía a los suyos a la deriva, a merced del rival.

Con el partido 'para el Murcia' llegó el mandoble de Iván a Bea (lo perseguía desde que hace dos años le partió el pómulo) y las fuerzas se volvieron a equilibrar. Gallardo la tuvo, y Aranda, y Antoñito. Hasta Bea tiró al larguero. Al final los dos dieron por bueno el empate. Se volverán a ver en Primera.

El pasillo de honor al líder

El Murcia le hizo el pasillo de honor al Valladolid por su reciente ascenso a Primera. Por su parte, las peñas vallisoletanas sacaron pancartas con los nombres de sus héroes.