La Liga no tiene dueño

Primera | Villarreal 2 - Barcelona 0

La Liga no tiene dueño

La Liga no tiene dueño

REUTERS

El Barcelona no se cansa de tropezar como visitante y se empeña en darle emoción a una Liga, que a falta de siete jornadas tiene tres claros aspirantes al título: el propio Barça, el Sevilla y el Real Madrid.

Los más escépticos, los más fanáticos y hasta los que no tienen el menor vínculo sentimental con los aspirantes al título no tendrán más remedio que reconocer que esta Liga no tiene dueño. Y no lo tiene porque el Barcelona se empeña en tropezar cada vez que se aleja del Camp Nou y porque los dos conjuntos que parecen en condiciones matemáticas y anímicas de discutirle el título, como son el Sevilla y el Real Madrid, se están agarrando a este campeonato con todas sus fuerzas y recursos, más o menos limitados según los casos. A falta de siete jornadas, la Liga está abierta, claro que está abierta. Porque el Barcelona no ha sabido cerrarla y con sus actuaciones como visitante está arruinando la teórica superioridad que se le suponía sobre sus rivales.

El Barcelona dominó de inicio y dio sensación de buen equipo, bien estructurado, sin perder el orden, moviendo el balón con criterio y escondiéndoselo al rival, sin apenas sufrir en defensa, pero sin terminar de encontrar el camino del gol. Lo halló Eto’o, que se plantó delante de Viera después de una veloz carrera, pero estrelló la pelota en el cuerpo del portero. Guardameta que acabó por convertirse en uno de los protagonistas estelares de la noche. Cerca del descanso salvó a su equipo en un mano a mano con Ronaldinho. Después de una magnífica combinación al primer toque entre Iniesta, Xavi y Ronaldinho, con pared entre estos dos últimos incluida, el brasileño fue incapaz de convertir el gol. Fueron las mejores ocasiones en el primer tiempo del Barça, que visitó El Madrigal con su tridente mágico: Ronaldinho, Eto’o y Messi. Ninguno estuvo especialmente brillante.

Buena culpa de ello la tuvo el entramado defensivo diseñado por Manuel Pellegrini y el notable rendimiento ofrecido por Javi Venta, Fuentes, Cygan y José Enrique, excelente lateral izquierdo y eficaz marcador de Messi. El Villarreal mantuvo el tipo y la calma en la zaga ante lo que se le venía encima y logró alcanzar los vestuarios con su portería a cero. Estuvo demasiado pendiente de su labor en defensa y esto le llevó a descuidar el ataque, donde Forlán no encontró la colaboración necesaria en el joven Marcos, Pires y Cani.

Con Xavi, Iniesta y Deco como jefes en el centro del campo Frank Rijkaard se aseguró el control del balón y del partido. El choque no se apartó del guión previsto en su planteamiento, pero lo que tampoco puede controlar el técnico holandés es el acierto de sus jugadores frente al gol. Y eso fue lo que le faltó en los 45 minutos iniciales, porque tampoco se le pudo reprochar mucho más al Barcelona.

Pires

Espabiló el Villarreal en ataque al salir de los vestuarios y desapareció el Barcelona. Se convirtió el partido en un duelo atractivo, con menos ritmo que en los minutos iniciales, algo casi imposible de mantener, pero intenso y vibrante. Intensidad que aumentó cuando Pires se vio delante de Víctor Valdés y le superó con clase en el mano a mano. Se despistó Zambrotta al tirar el fuera de juego y habilitó al francés, que ha perdido velocidad pero no su clase. Como la que tiene Cani, que había recibido el balón de Javi Venta y al primer toque, de forma sutil, desarmó el sistema defensivo del Barcelona, que cometió su primer error grave, un error que marcó el desarrollo posterior del encuentro y quién sabe si de la Liga. Los centrocampistas dejaron muy sueltos a sus pares y, como ya ha quedado dicho, Zambrotta arruinó la maniobra del fuera de juego.

Le entraron las dudas a los de Rijkaard, se envalentonó el Villarreal, un conjunto al que nunca le ha faltado fútbol, y Víctor Valdés empezó a tener más trabajo que Viera. A un equipo que disfruta con el toque, pero lleno de dudas, como es el Villarreal construido esta temporada por Pellegrini, lo mejor que le puede pasar es tener delante a un rival que le permite jugar y no le mata con la presión en el centro del campo. Porque con el balón en su poder, Xavi, Iniesta y Deco pueden llegar a ser imparables. Pero cuando el dueño de la pelota es el contrario ese centro del campo sufre, porque no está diseñado ni preparado para la presión.

Rijkaard se la jugó y retiró a su lateral izquierdo, Sylvinho, para dar entrada al delantero islandés Gudjohnsen. Quedó un dibujo tan arriesgado como extraño. Iniesta pasó a defender toda la banda izquierda y en ataque Gudjohnsen se sumó a Ronaldinho, Eto’o y Messi. No fue la solución que se buscaba y cuando alguno de ellos logró burlar a su marcador siempre apareció Viera, que completó una de sus mejores actuaciones con el Villarreal.

Se terminó de abrir el encuentro y en un rápido ataque, ante la pasividad de todos los jugadores azulgrana, sentenció el Villarreal. Marcos cerró el partido y abrió la Liga de par en par.