El espíritu de la Cofradía del Clavo Ardiendo ya ha calado en el resto de aficiones de España, aunque sus fines no sean los mismos. La del Celta, que ve peligrar la permanencia de su equipo, ofrece el ejemplo más claro con una corriente de optimismo encarnada en la Peña Celtista de Madrid, la única viguesa fuera de Galicia.

Este colectivo en el exilio no pierde la esperanza a pesar de que el Celta está a un punto del infierno: "Si ganamos al Madrid nos salvaremos pero si caemos será un palo. Siempre nos pasa lo mismo. Si jugamos en Europa lo pasamos mal porque no hay suficiente plantilla. Gustavo López ya está mayor y la cantera no da frutos. Aún así confiamos en que un muerto, el Madrid, resucite a otro muerto: el Celta".

Esta Peña, cuya sede social es una clínica de Podología, tiene 11 años de vida. Desde entonces ha vivido desde su punto de encuentro habitual (Restaurante Compostela) muchos Celta-Madrid. "Nuestras dos últimas victorias en el Bernabéu han contrarrestado la mala racha en Balaídos. Antes, el Madrid se echaba a temblar en Vigo cuando el gran Gudelj lideraba al equipo", añora Argimiro Pérez, su presidente. Precisamente, el bosnio es el último socio de honor de la Peña. Antes lo fueron Patxi Salinas, Víctor Fernández o Mariano Rajoy. Otro de ellos, el compositor Alberto Comesaña, compondrá un himno para ellos: "Este año haremos socio a Carlos Mouriño, porque hay que estar en los buenos y en los malos momentos". De la final de hoy depende saber cuál toca vivir.