Moisés aparca el miedo

El tanto de Moisés, en la recta final del partido, hizo suspirar de alivio a la hinchada blanquiazul. Un empate en casa ante uno de los que ocupan puestos de descenso puede saber a poco, a priori. Pero, visto lo visto y sobre todo, echando un ojo a la tabla, la diana del sevillano aparca una semana de nervios, dudas y miedos ya que sin ella el Hércules se habría quedado a sólo tres puntos del descenso.

Justo lo contrario que el Castellón. Los albinegros atraviesan una dinámica negativa y les pasó lo que les suele ocurrir a los conjuntos que no se quitan el mal fario de encima. Un punto más para los de Moré (o dos puntos menos, segun se mire) no deben emborronar la realidad de un equipo que tendrá que ganar solidez atrás si quiere seguir otro año en la división de plata.

Y es que la remontada inicial de los albinegros, el tanto salvador de Moisés y el sabor agridulce que se les quedó a Uribe y Moré no habrían existido si los blanquiazules hubieran materializado alguna de las muchas ocasiones que tuvieron en la primera media hora de juego.

Calandria marcó muy pronto. Tras una buena jugada de un renacido Kike Mateo, el argentino porfió y obtuvo recompensa al marcar de rebote. Luego, el propio Calandria desaprovechó un par más, Kike Mateo tampoco acertó en otra, y Ariel lo intentó desde fuera del área sin suerte.

El derbi sólo tenía un color hasta el momento y si nadie lo remediaba, el Hércules se lo iba a llevar de calle. Pero, una vez más, el duelo dio un viraje de rumbo tras una jugada afortunada. En un centro sin apenas peligro, Nakor fabricó un remate con poco veneno pero el balón rebotó en la cara de Sergio Fernández y descolocó a un descolocado ya de por sí, Falcón.

Tras él, el Castellón apretó basándose en la mordiente por banda izquierda de Antonio López y en el equilibrio y el trabajo de Mario Rosas. El dominio se plasmó en el marcador tras el descanso. Con la zaga del Hércules recomponiéndose tras la entrada de Turiel por el lesionado Urbano, Antonio López recibió en banda izquierda, quebró por enésima vez la cintura a Redondo, y batió con un sutil toque a Falcón. Y el mazazo pudo ser peor ya que Oberman estuvo a punto de hacer el 1-3, un minuto más tarde.

Fue sólo un espejismo porque los de Moré se atrincheraron atrás buscando defender su renta. Uribe dio entrada a Piti y a Moisés y su equipo volvió a ejecutar el habitual juego directo que practica cuando el sevillano está en el campo. El partido entraba en la recta final. Entonces, el árbitro, fatal todo el partido, expulsó a Pendín por una segunda amarilla. En el saque de la falta, Moisés aprovechó su envergadura y empató con un cabezazo marca de la casa.