Galletti apunta a la Champions

Y apareció Galletti. Sospechábamos que, aunque pasara media docena de años en el Atlético, su mayor mérito como rojiblanco sería siempre aquel gol al Madrid en la final de Copa con el Zaragoza. Pues no. Ayer, en un partido fundamental para la lucha europea del proyecto Aguirre, el argentino fue principio y fin de la victoria. Y nunca mejor dicho. Porque marcó a los 40 segundos y regaló el 2-0 a Mista ya en los últimos minutos. Entre medias, el Atleti volvió a echar el freno de mano e hizo peligrar una victoria que debió ser más cómoda. Si el Depor no creyese que los goles son tan reales como los gamusinos o las supermodelos, en vez de hablar de la Champions hoy en el Manzanares se cuestionaría a Aguirre. La vida en dos instantes.

El Atleti salió sin pararse a pensar y demostró que es lo mejor que puede hacer. Primero, Galletti se adelantó a Capdevila, controló con el pecho y sorprendió a Aouate (aún dormido) con un disparo seco. Gol. Al minuto y medio, Jurado, cada día más futbolista, disparó a la cepa del palo. La grada enloqueció y fue entonces cuando alguien (seguramente un técnico) decidió que tanta diversión no podía ser sana, que luego los niños se malacostumbran y tal. ¡Frenen!, gritó. Y se acabó el espectáculo. Los entrenadores son a la afición como las madres a los adolescentes: el enemigo necesario. Bueno, quizá no tan necesario.

Escribió el sabio Neil Young, es mejor quemarse que consumirse lentamente. Kurt Cobain lo utilizó para su nota de suicidio, así que Aguirre podría decir que no es una gran teoría. Pero el hecho es que a Cobain se le recordará siempre y lo el mexicano está por ver. La respuestas del Calderón ayer cuando, aún con 1-0, sustituyó a Jurado por Gabi fue una sonora pitada. Y la afición salió más feliz del desbocado empate ante el Madrid que del somnoliento triunfo ante el Depor. Los resultados son unas agarraderas mucho más frágiles que las ideas.

Sin picante. Al rescate del displicente Atleti acudió el Depor, probablemente el equipo más romo de Primera. Así que entre un equipo que no quería atacar y otro que no sabía, el partido se fue apagando. Aún así los fogonazos de Estoyanoff, el único visitante que corría hacia delante, fueron avisando a los locales de que quedaba tarea por hacer. Lo demás, un sopor.

Si yo fuera el sevillista Caparros me sacaría el carnet del Betis a cambio de un delantero de verdad. No lo es Arizmendi, que en el Atleti siempre fue un segundo punta, con clase y trabajo pero que ve la portería como un agujero de golf. Tampoco lo es Riki, todo potencia y velocidad, pero que en el Castilla lucía más a la izquierda de Soldado que de nueve. Conclusión: seis goles entre ambos en toda la Liga. En cuanto a Taborda, tal vez ni sea futbolista.

A todo eso se encomendó el Atleti en la segunda parte. Aguantar las inocentes acometidas visitantes y salir a la contra. Pero como el Kun se tomó la tarde libre y Maniche intentaba nivelar el partido pasándosela siempre al rival, el peligro quedaba limitado al ruido y la furia de Galletti y Torres y a la clase de Jurado, que volvió a tirar al poste para completar junto a un larguero de Antonio López el hat-trick de palos rojiblancos.

Viendo que las hermanitas de la caridad atléticas le mantenían artificialmente con vida, el Depor se animó. Estoyanoff se topó dos veces contra Leo Franco, que tras una época titubeante volvió a ser el de siempre, y un remate a bocajarro de Coloccini se estrelló contra Zé Castro, no fue penalti (pese a que se pidió), fue un milagro. Eller ya conoce las emociones que le va a tocar vivir cada semana. Por lo que se vio ayer está preparado para afrontarlas: sobrio, listo, bien colocado y la saca con sentido. Un debut prometedor.

Así, fue muriendo el partido, con ambos equipos asumiendo que no podían luchar contra su naturaleza: la del Depor, no meter un mísero gol y la del Atleti, sufrir. En otro arranque desatado de Galletti (pared con Gabi y gran centro tirándose al suelo cuando el balón se le escapaba), sentenció Mista. Y el Calderón se calmó. Se ve a dos puntos de Champions en esta Liga tan loca donde todo parece posible. Menos que el Depor marque, claro.

El detalle: un minuto de silencio total por el 11-m

Antes del comienzo del partido se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas del 11-M. En el tercer aniversario de los atentados de Madrid, el Calderón calló por completo y sin un mínimo ruido y varios futbolistas, como los madrileños Torres, Arizmendi y Riki, se mostraron visiblemente emocionados.