Primera | Atlético 1 - Real Madrid 1
Empatito de Daudén
El Atlético fue tan superior al Madrid que oí a los blancos mas furibundos gritar el empate como si fuera la Décima. Sólo un factor extraño podía evitar ayer el triunfo rojiblanco y ¿qué hay más extraño en el mundo que un árbitro? Pues eso.
Daudén sacó un puntito. Uno cree haberlo visto todo con los árbitros, pero siempre logran sorprenderte. El Atlético pasó por encima del Madrid de manera aplastante, corriendo, pensando y jugando a partes iguales. De largo, su mejor partido de la temporada, en el día perfecto, en un Calderón enfervorecido, contra su archienemigo y con un golazo de Torres nada más empezar que calló tantas bocas como gritos de locura desató en otras. Entonces apareció Daudén, buen samaritano, y decidió ponerse del lado del más débil. No hizo justicia: hizo caridad.
El escándalo. Con 1-0 y el Atleti lanzado, Perea marcó el segundo. Locura desatada. Y de repente Daudén, que corría por allí de un sitio a otro como pollo sin cabeza, lo anula. Pita un fuera de juego inexistente de Agüero. Inexistente porque el Kun no está ni cerca de tocar la pelota, bastante tenía con sufrir un penalti escandaloso de Emerson. Gol o penalti, no había más, vean las fotos. Pero el árbitro, tal vez confundido por aquello de más por más es menos, decidió que dos acciones favorables al Atleti se convirtieran en una a favor del Madrid. Una vergüenza.
Goteo de perjuicios. Pero no fue sólo ese gol que, con el Madrid tocado y hundido presagiaba goleada, el goteo de favorcitos al vapuleado visitante fue continuo. Que el esperpento Cannavaro no fuera expulsado hasta el 82' fue un milagro. Faltas raras, córners birlados... Raro, raro, raro.
Torres y sus héroes. Es una pena que un convidado de piedra amargara la gran noche del Niño, que debió salir a hombros. Por ese gol tan anhelado, por su entrega, porque al fin se hacía justicia, porque esa celebración tan sentida merece un póster tamaño natural. Al grito de "oh capitán, mi capitán" todo el Atleti siguió a su líder a ajustar cuentas con el destino. Que el empate no nos haga olvidar que su gafe terminó. Quedan muchos derbis y caerán por su propio peso. Torres ya está aquí.
Galletti, antimadridista. Se confirma: si el Hueso jugase siempre contra el Madrid sería el mejor extremo del mundo. Tras tres años viviendo de aquel gol en la final de Copa, ayer se ganó un par de años más de contrato. Fue el mejor ejemplo del cambio de actitud (y aptitud) rojiblanco. Medallita para Aguirre por enchufar así a su equipo. Ayer el gen cobarde intrínseco a todo entrenador se quedó en casa. Por favor, que no salga de allí.
Iker, siempre Iker. El Atleti ha sido superior en los dos clásicos de la Liga. Mientras su proyecto avanza, el blanco deambula. El Madrid alineó seis treintañeros (siete con Daudén). El Atlético, ninguno. Está en el buen camino y, sencillamente, debe entender que hay personas nacidas para complicarte la vida: los técnicos, las ex y Casillas. Pero, por primera vez, Iker solo no fue suficiente. Daudén le echó un guante. Blanco, por supuesto. Miren la foto de la página 3, por favor. ¡Que se besen, que se besen!