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Edgar

"Hasta mi mujer me nota más triste"

De gran ídolo a blanco de las críticas. Desconcertado y con cierta tristeza, asume la cara más amarga del fútbol.

Edgar

¿Cómo se encuentra?

Ahí estoy. Bien en general, pero hay partidos en los que no te salen las cosas, como a todos. Estoy con la moral alta.

¿Cómo está asimilando las críticas y los pitos?

No comprendo por qué, pero por un partido o dos en los que me piten no se va a estropear mi relación con la afición y el cariño que le tengo. Son muchos años. Es igual que una pelea con un padres.

¿Le duele que la gente piense que Edgar está acabado?

No, tengo 29 años. Cuando te va mal, la gente habla de lo mismo, pero si te va bien, dicen que has vuelto. Eso es el fútbol. La crítica la tienes que aceptar, la buena y la mala.

Entonces usted cree que le queda fútbol en las botas.

Sí, con la edad que tengo me queda... Seguiré con fuerzas para trabajar porque tengo ganas de jugar hasta cuando pueda. Hay que levantar la cabeza y seguir adelante.

¿Se siente maltratado?

Cuando gente a la que quieres tanto te pita, te duele mucho. Es una sensación muy mala, que llevas por dentro. Llego a casa y mi mujer nota que estoy un poco triste.

¿No cree que quizá se deba a que es una losa demasiado pesada el recuerdo que el malaguismo tiene de Edgar?

A lo mejor sí. Si juego un partido bueno, todo cambiará.

Con goles se calmarían los silbidos.

Si meto un gol, la gente se olvidará de todo. ¿Callar bocas? No vengo a eso los domingos, todo lo contrario.

¿Y Muñiz qué le dice?

Al entrenador lo que le importa es que yo esté trabajando bien, que esté a gusto. Me recuerda que esto es parte del fútbol. No puedo controlar lo que opine la gente. Lo que me importa mucho es lo que piense el entrenador y seguir mi línea, que es el trabajo diario.

A pesar de los días malos, Muñiz confía en Edgar.

Yo estoy aquí para ayudar. Así que si el míster confía en mí será por algo. Si hace falta un lateral aquí estoy yo, si hace falta un delantero... Soy jugador del Málaga y mi misión es hacer lo que quiera Muñiz.

¿Se puede dudar del malaguismo de Edgar?

Ni de eso ni de mi trabajo.

Usted llegó al Málaga en Segunda y ahora se ve otra vez en las mismas, ¿cómo ha cambiado esta categoría?

No tiene nada que ver. Antes se jugaba más bonito. Ahora es más de pelea, más feo. En aquel tiempo jugábamos bonito cada domingo. La afición salía contenta del espectáculo, aunque no ganásemos.

El tiempo pasa para todo el mundo...

Sí, el tiempo pasa, pero ahí estamos con humildad y ganas de mejorar las cosas.

¿Y cómo lleva el vestuario la irrupción de los jóvenes?

Cada año la edad aumenta y aparecen jovencitos. Tenemos que ayudarlos porque el futuro del Málaga es la cantera. Es importante que se sientan como uno más, que no sean tímidos y pongan la pierna. Mañana, Edgar se va y ellos tienen que sacar el proyecto adelante.

¿No quiere correr alguno demasiado rápido?

Tienen que ser atrevidos. Sólo con osadía se puede llegar muy lejos. Pero con humildad, no deben pensar que son Maradona.

Había un jugador así hace años que se llamaba Edgar.

Sí, era así, sólo con atrevimiento se puede triunfar. Si no, te quedas atrás.

¿Cuál es la meta real del Málaga?

El objetivo es la permanencia, tenemos que mirar para abajo, no para arriba. Ojalá el futuro sea maravilloso.