Segunda | Castilla 1 - Alavés
La suerte elude al Castilla
El gol de Granero no bastó para tumbar al Alavés
El Castilla fue merecedor de la victoria y tuvo opciones de conseguirla desde el primer al último minuto del partido; aunque también pudo haberse lamentado por ver cómo se le esfumaba el punto que la Federación regala a todos los equipos por el mero hecho de presentarse a la cita.
Los de Michel vieron peligrar el choque debido a una fase de asueto que transcurrió en el inicio de la segunda mitad pero, de nuevo Codina, detuvo dos ocasiones que hubieran dado un triunfo injusto al Alavés. No porque los vitorianos no hicieran méritos para lograrlo, sino porque el Castilla fue infinitamente mejor. Lástima que siga peleado con la suerte.
Mata y De la Red pudieron poner en ventaja a su equipo en los primeros coletazos del partido, pero la errónea definición del primero en un mano a mano y la mala fortuna del segundo al estrellar un cabezazo en el poste lo evitaron. Sin querer quitar protagonismo a Porato. ¡Porterazo!
El Alavés supo aprovechar la oportunidad que le dio el filial de volver a meterse en el partido. Y como calidad no le falta, la sacó a relucir en el minuto 25, cuando Toni Moral (otro incómodo ex) puso un balón de oro a Ogbeche en profundidad. El ariete se trabó cuando debía culminar la asistencia de primeras pero, al menos, rectificó a tiempo. Esperó la llegada de De Lucas y se la cedió. El ex perico, controló y, ante la falta de espacios y la oposición de un defensor, decidió meter la puntera como sólo antes había hecho en el barrio. Al más puro estilo Paulo Roberto. El recurso se convirtió en un misil. La escuadra puede dar fe de ello.
Este gol animó al Alavés, que en las botas de Toni Moral pudo sentenciar tras un soberbio libre directo; pero la parada de Codina estuvo a la altura del golpeo.
Respuesta.
El Castilla no se inquietó. Se envalentonó. Sergio Sánchez volvió a ejercer de líder y De la Red dejó a un lado su ofuscación por estar en un lugar distinto al que le prometieron para sacar a relucir su repertorio de asistencias. Mata entendió el mensaje, y comenzó a moverse como en él era habitual. Fruto de sus continuas internadas provocó un penalti de libro, que Teixeira Vitienes ignoró. Pero como éste es de los que dan mala fama al gremio arbitral, compensó en el 55' señalando como pena máxima un soplido de Casar a Negredo. Granero se responsabilizó de lanzarlo. Y de materializarlo.
Las tablas no contentaban a nadie pero, sin embargo, ninguno de los equipos quería desprenderse de ellas como mal menor. El Alavés quiso deshacerlas para que la idea del ascenso no se desvaneciera, mientras que el Castilla peleaba para que su lugar en la tabla se corresponda de una vez con su atrevida apuesta futbolística. Quizá sucederá cuando la suerte cambie de acera.