Primera | Valencia 3 - Atlético de Madrid 1
Morientes da clases al Atleti
El ariete metió dos goles. Exhibición de Vicente y Villa Al Atlético le faltó pegada. El Valencia apunta al título Ayala y Mista también marcaron.
El Valencia le dio ayer al Atlético una leccioncita gratis de lo que aún le falta para tutear a los realmente grandes: calidad en ambas áreas. Los rojiblancos no fueron inferiores en el juego, pero eso les dio exactamente igual a los de Quique, tan plagados de recursos ofensivos que atacan igual que Muhammad Ali, volando como mariposas y picando como avispas. Pero en defensa se transforman de doctor Jekyll a míster Hyde, con Albelda y Ayala liderando un despliegue táctico modélico. Por contra, el Atleti, ay, el Atleti. No define arriba y es una hermanita de la caridad atrás. Conclusión: el Valencia es candidato oficial y el Atleti, un meritorio.
El 1-0 fue un regalo múltiple del Atlético. Todo comenzó cuando Antonio López decidió tocar un pelotazo del Valencia que se iba directamente fuera. Así, convirtió un balón propio en un córner absurdo, algo muy sabio con rematadores como Ayala, Albiol, Marchena o Morientes en el equipo contrario. Pero por si la insensatez del lateral no bastaba, siete hombrecillos de rojiblanco defendieron sin moverse el saque de esquina de Villa, permitiendo a Ayala (que como todo el mundo sabe casi no salta) cabecear a placer. Y quedaba el broche: siete atléticos estáticos y el único que se movió, Jurado, era el que defendía el palo por el que entró cómodamente el balón. A Leo Franco se le saltaban las lágrimas. Quizás la desesperación de convivir a diario con estos errores le haya llevado a dejarse esas desconcertantes rastas.
Tras el gol, el Atlético, que había salido de maravilla con Mista en lugar de Galletti y Torres muy inspirado, se vino abajo. Durante veinte minutos, el Valencia parecía a punto de sentenciar en cada contra, pero Vicente andaba en modo chupón y la pegaba desde cualquier parte sin mirar a los lados. El que no estaba para bromas era Villa, uno de esos escasísimos delanteros que te parece a punto de marcar un gol hasta cuando está a 50 metros de la portería. Eso debía pensar el Atleti, que le derribaba una y otra vez como si en vez de fútbol jugasen al rugby.
Poco a poco, como siempre aferrado a las arrancadas de Torres y el saber estar de Luccin, el Atleti recuperó el pulso. Pero Mista perdonó el empate al golpear al aire en un centro de Jurado que era gol con soplarlo, pero el equipo de Aguirre sigue siendo menos concreto que el guión de un culebrón. Mucho ruido y pocas nueces.
Poco después, Cañizares y Albiol chocaron como dos carneros y quedaron momentáneamente groggys. Apuntaré que el doctor Villalón, médico del Atlético, se apresuró a salir a atender al portero valencianista, tal vez porque su inseguridad por alto estaba siendo un filón para los rojiblancos. En principio, el guardameta se recuperó, pero acabó siendo sustituido en el minuto 74.
La segunda parte nació loca. El Atleti embestía como un búfalo y el Valencia esperaba como un zorro. Como era de esperar, la razón ganó a la fe. Fue una contra perfecta, lanzada con un pase en profundidad magnífico de Villa a Vicente, que había cambiado el chip y se la puso perfectamente a Morientes para que la empujara. A dormir, pensó Mestalla. Pero a este Atleti hay que reconocerle carácter y capacidad de reacción. Tres minutos después, Mista controló fuera del área, se escapó de Ayala y marcó con la derecha. Justo premio para un equipo que no merecía tanto castigo.
La puntilla.
Hasta ahí llego la reacción, ya que el Atleti explotó solo. Aguirre metió a Galletti por Agüero, un sacrilegio por mucho que Ayala le estuviera dando unas clases particulares al Kun. Puede que el técnico se equivocase, pero también lanzaba un mensaje al club con más razón que un santo: esto es lo que tengo en el banquillo, no hay más, y ustedes no han fichado un maldito jugador de banda. Para apoyar los lamentos de Aguirre, Vicente volvió a liársela a Seitaridis y le regaló el tercero a Morientes, siempre a punto. Antonio López colaboró con un despiste de juvenil.
Para eso sirven los extremos y el Atleti tiene pinta de ir a ahogase con su monótono ataque frontal hasta que vuelvan Maxi y Petrov. Mientras, el Valencia acecha en el cogote del Barça. Crece y crece agarrado a Villa y Vicente. Un lujo.