Hay que abaratar las entradas
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Hago propósito de enmienda. Salvo por causa mayor (despido fulminante o nuevas excusas ridículas para explicar lo inexplicable) prometo no hablar de Capello. Igual así deja de vacilarnos en las ruedas de prensa. A lo que vamos. En Mallorca se refrendó el nuevo Madrid. Casillas mordiéndose el labio, Gago como referente único en la medular e Higuaín poniendo imaginación a una delantera roma. En esas circunstancias, el cero a cero inicial se desnivela por un testarazo de Ramos, un lanzamiento de falta o porque el rival tenga un pillo que le rompa la cintura a un irreconocible Cannavaro.
En el nuevo discurso institucional, había que frenar el antimadridismo floreciente con gestos de humildad. A eso habrá que añadir una subvención en las entradas para que los equipos que reciben al Madrid como local puedan abaratar el precio de las entradas. Será la única forma de compensarles del muermo que van a contemplar en una nueva etapa en la que los goles son como oro en polvo. Con uno vale para sumar tres puntos. Veremos qué pasa cuando vuelvan los enfrentamientos directos con los mejores de la Liga y la Champions. Pero, volviendo a la proclama oficial: nuevos tiempos, nuevas ilusiones... Ya saben.




