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Primera | Atlético de Madrid 1 - Osasuna 0

Zé Castro ganó una fea batalla

El central rubricó con el gol su gran noche. Osasuna acabó con cuatro expulsados. Torres falló un penalti. Aguirre también vio la roja. El Atlético es tercero

<b>BRONCA TRAS BRONCA. </b>Aguirre, Zé Castro, Mista, Juanfran, Raúl García, Luccin, Antonio López, Cuéllar, Izquierdo y Nekounam en una de las mil tánganas del partido.

Fue justicia poética que marcara Zé Castro, toda la noche un dandy entre matones. Cada choque era una reyerta, narices sangrando, nervios descontrolados, patadas a hacer daño y más cuentas pendientes que en la reunión de los diez años del fin del instituto. Y entre medias del caos, Zé Castro, pura elegancia, limpio al corte y con mejor toque de balón que la mayoría de centrocampistas de su plantilla. Un fantástico fichaje de dirección deportiva (de Toni Muñoz, al césar lo que del césar) que llegó gratis y levantó sospechas entre los más arcaicos de nosotros, que sospechábamos de tanto aire metrosexual en un central. Pues sí, es tan fino como aparenta, pero blando lo que es blando sólo tiene a mi madre, que quiere adoptarle porque ni con corbata aguanto la comparación que ofrece esta página.

El partido de ayer comenzó el miércoles en el Reyno de Navarra, cuando tras el partido se produjo una fuerte bronca en el vestuario entre futbolistas de ambos bandos. Así, Osasuna saltó al Calderón como si acabara de agotar las existencias de café de toda la ciudad. Presión, presión, presión y el Atleti se descompuso, atenazado por el ataque de nervios habitual cuando juega en casa sumado a la ansiedad de hincarle el diente a un enemigo que le tiene tomada la medida y la moral. Sólo mantenían el tipo Zé Castro, etéreo, y Agüero, que lo miraba todo con curiosidad pero como si esas banalidades no fueran con él. Bendito descaro pasota.

La escalada de violencia avanzaba imparable. En un hecho sin precedentes, la pelota recibía muchas menos patadas que los tobillos. Un horror de partido en el que Osasuna llevaba la ventaja estratégica, intimidando y acercándose (poco) al gol, con Raúl García marcando los tiempos con criterio y presencia. Sólo un fogonazo del Kun, que paró Ricardo, dio un motivo para soñar a la deprimida grada y el desastre siguió su curso cuando Aguirre gesticuló demasiado y fue expulsado.

Pero, justo antes del descanso, una jugada aislada y fortuita cambió el rumbo. De un choque entre Seitaridis y Raúl García salió el osasunista sangrando y desquiciado. Se fue a la caseta pensando en el griego y volvió igual. Osasuna se quedó sin líder. Además, Aguirre metió a Gabi por Galletti, cambiando velocidad por posesión, y acertó. La segunda parte fue una historia distinta.

El Atlético cambió el chip, olvidó la gresca y empezó a jugar. Algo, tampoco nos pasemos. Pero las ocasiones iban cayendo, sobre todo en dos arrancadas eléctricas de Agüero, una rematada por él mismo y otra por Torres, que sacó milagrosamente Ricardo. Osasuna cada vez perdía más los estribos. Ya no le quedaba fútbol y empezó a pegar con más fuerza y menos criterio. Lizondo, que mantuvo el tipo lo mejor que pudo en plena batalla, no se atrevió a expulsar a Izquierdo (dos veces) y Ricardo, pero los rojillos no aprovecharon la oportunidad para recapacitar y frenar.

La resolución.

Así que el destino del partido quedó en manos del Atleti, que es más caprichoso que un dios griego y puede salir por el sitio más extraño. Y camino iba. Jurado desperdició un tres contra uno, al jugársela solo en vez de darle el gol a Maniche o Agüero, que esperaban para empujarla silbando. Y el drama pareció concretarse cuando, en el 78', Torres falló el penalti que él mismo le había sacado a Cuéllar (primera roja). Al Niño casi se le saltan las lágrimas y parecía destinado a una semana de injusto escarnio.

Pero estaba Zé Castro para exterminar fantasmas en un córner. Fue una jugada muy atlética: costalada de Antonio López intentando la chilena, mil rechaces, caos en general. Más ya dijimos al principio que el portugués está en otra onda, más Cary Grant y menos Torrente, y puso la clase entre tanto sudor con una volea ajustada al palo. Quedaban siete minutos y se desató la locura. Por ambas partes. Osasuna no supo perder y se ganó tres expulsiones más: Soldado por salvaje, Ricardo por poco listo y Raúl García porque se la tenía guardada a Seitaridis. Y el Atleti terminó la refriega situándose tercero, con los mismos puntos que Barça y Madrid y a tres del Sevilla, líder. Y sin jugar a nada. Los tiempos están cambiando.

Schuster espió al rival copero

Bernd Schuster estuvo ayer en el palco del Calderón para presenciar el encuentro entre su antiguo equipo y su próximo rival en la Copa, ya que Getafe y Osasuna se enfrentarán en cuartos de final. También acudió al Manzanares Luis Aragonés. El seleccionador pudo ver en directo a Fernando Torres, al que tiene previsto recuperar para su próxima convocatoria.