Otro recital Yeste-Urzaiz, la conexión del siglo XXI

El Athletic dio un golpe de mano en Mallorca gracias a su efectividad a balón parado. Fue el cuarto gol así desde la llegada de Mané. Primero, marcó Luis Prieto de falta indirecta en el Santiago Bernabéu. Después, Javi Martínez, de cabeza en un córner lanzado por Iraola en Riazor. Faltaban por aparecer Yeste y Urzaiz, que forman la conexión más efectiva del siglo. Son los más desequilibrantes en conjunto. Un saque de esquina y otra pelota bien tocada al área por el zurdo y sendos testarazos a la red en carrera del tudelano. Manzano, en la sala de Prensa, destacó que su problema había sido cruzarse con ellos en la faceta que mejor saben hacer, centrar y rematar.

La compenetración entre Yeste y Urzaiz ha reportado ya nada menos que 23 tantos al Athletic en el nuevo milenio. No hay en la Liga otra asociación igual. Ni siquiera Zidane y Ronaldo pudieron mejorar sus números. Ni Ronaldinho con Etoo. Además, se da la circunstancia de que, desde el pasado domingo, ya son los máximos goleadores del equipo rojiblanco.

Yeste empezó la Liga con un 4-0 a favor en goles, pero no ha vuelto a marcar desde que está Mané. A cambio, se ha puesto las pilas en el campo y ha empezado a estar más centrado en el golpeo parado al área. Con el de Balmaseda, sólo saca córners y faltas desde el lado derecho, a pierna cambiada. El resto son para Iraola, quien ya puso en A Coruña un saque de esquina de gol a Javi Martínez.

Urzaiz ha respondido con grandes resultados a Mané por su confianza. No jugó titular en el estreno del técnico en el Bernabéu, pero las cuatro siguientes jornadas ha estado en el once. Lo ha pagado con cuatro goles, dos ante el Recreativo y otros tantos frente al Mallorca. Tres de cabeza y uno con una cuchara espectacular a López Vallejo.

Yeste es el futbolista de la Liga que más balones centra al área y en los últimos tiempos le estaba faltando algo de precisión en el envío. Cierto es que la presencia de Urzaiz ayuda a la hora de dar en el clavo. Desde la marcha de Del Horno, su amigo íntimo dentro y fuera del campo, y la pérdida de protagonismo de Urzaiz, el basauritarra no terminaba de explotar su gran virtud. La fuga de Ezquerro resintió el balón parado rojiblanco. Se echan de menos los desmarques del riojano al primer palo.