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Primera | Atlético 0 - Nàstic 0

Año nuevo, ridículo viejo

El Atleti jugó poco y falló mucho ante el rocoso Nàstic

<b>DESESPERADO. </b>Torres lo intentó una y otra vez en la primera parte, pero la defensa del Nàstic (en la imagen, Llera) le frenó bien.

Me preguntó mi padre, lo prometo, en la comida de Reyes si le merecía la pena gastarse el dinero en comprar el partido en PPV. Me salió del alma: "No, vete al cine". Espero que nadie de Digital+ se me enfade, pero la salud mental de los seres queridos es lo primero y que el Atlético iba a hacer el ridículo ayer no puede sorprender a nadie.

Estaba escrito: ambiente festivo con 50.000 fieles, euforia por el puesto en Champions y visita del colista. Eso en manos del Atleti es un cóctel molotov. La crónica de una muerte anunciada, que fue leve porque Paco Flores es listísimo, pero no omnipotente y tiene los mimbres que tiene. Este punto no le da la salvación al Nàstic, pero es la promesa de un futuro mejor, una esperanza, un inicio.

Le ayudó el Atlético, que regaló la primera parte de manera indigna. Se echó atrás para salir a la contra en su casa y contra el colista. Sin comentarios. Lo hizo, además, el día en que alineaba su doble pivote más creativo con Gabi y Jurado, que sólo vieron la pelota cuando pasaba por encima de sus cabezas, en un pelotazo más de los centrales buscando la velocidad de Torres y Agüero.

Un sinsentido que desaprovechaba las virtudes ofensivas de ambos chavales y ponía en evidencia sus carencias defensivas ante el trivote del Nàstic, liderado por un Buades recuperado para la causa tras sus fricciones iniciales con Flores. Como tantos equipos de la zona baja, el Nàstic está a un goleador de la tranquilidad. Pongan a Zigic en cualquier aspirante a la salvación y descubrirán un nuevo mundo de luz y de color.

Como en demasiadas ocasiones, el Atleti tocó a rebato tras el descanso. Una vez más, fue tarde. Entró Mista, se liberó Jurado y Agüero, ausente hasta entonces, entró en acción. En el 51', el Kun se llevó el rechace en un córner visitante, se la lío al defensa de cierre, se cruzó el campo y le regaló el gol a puerta vacía a Galletti. Que la tiró fuera, porque él lo vale.

Tal vez sea injusto juzgar a nadie por un instante, pero es que hay momentos que definen una vida entera. Este lo es. Como corre, participa y estorba podría parecer que Galletti está supliendo dignamente a Maxi. No me hagan reír. En el mundo de las ideas de Platón, sobre las palabras errático y caótico hay una foto suya.

A partir de ahí, el Kun ya hizo la batalla por su cuenta. Y casi la gana. Es un milagro ver cómo se la lleva una y otra vez entre defensas que le sacan 20 centímetros y diez años. Es el más listo. Ayer falló dos mano a mano ante el inspiradísimo Rubén, pero fue una luz en la oscuridad. Mingo fue la imagen de la resistencia final del Nástic, con un extraño vendaje sobre su eterna coleta que le hacía parecer Fu Manchú, y, como éste, fue una pesadilla para sus enemigos. Mientras él se multiplicaba, el Atleti se diluía bajo presión. Nada nuevo en 2007.