Primera | Real Madrid
Capello no es tan duro como hace diez años
En 1996 sólo dio cinco días de vacaciones. Esta vez, ocho
La dureza y exigencia de Capello ha decaído en su segunda etapa en el banquillo del Madrid. Un dato así lo atestigua: si hace 10 años sólo concedió cinco días de vacaciones a la plantilla en el parón navideño, en esta ocasión les ha dado ocho, que ha sido uno más para los brasileños.
En 1996, el Madrid disputó su último partido en Valladolid el 21 de diciembre. Aquel día Capello se enfadó tras el empate (1-1), ya que la Liga era la única competición por la que se podía luchar (eliminados en Copa y fuera de Europa). Así, sólo dejó marcharse a tres jugadores antes de llegar a Madrid en autobús: a Alkorta (se fue a Bilbao desde allí) y a Hierro y Amavisca, que se quedaron en Pucela. Al regresar al trabajo, organizó sesiones de dos horas e incluso preparó un amistoso ante la Sampdoria.
Distinto. Ahora todo ha cambiado. El Madrid despidió el 2006 con la derrota ante el Recre pero el italiano no sacó el látigo: permitió que Roberto Carlos, Ronaldo, Robinho, Emerson y Marcelo iniciaran sus vacaciones sin tener que jugar dos días después el II Memorial Jesús Gil y Gil ante el Atlético.
Después del derby, dio vacaciones hasta el 30 de diciembre por la tarde. Una suave sesión que continuó la mañana siguiente con la tradicional pachanga entre solteros y casados. Al término, hubo más descanso: hasta ayer mismo.
De la paliza del 97 a un ensayo ligero
La diferencia entre los primeros entrenamientos del año en la primera etapa de Capello y en la actual son considerables. El 2 de enero de 1997 Capello dio una paliza física a sus jugadores al unir dos sesiones en una con una duración de más de dos horas. Jugadores como Suker se quejaron: "Ha sido demasiado duro después de cuatro días". Ayer, el equipo hizo rondos con el balón y posesión después de realizar cambios de ritmo en tres series de cuatro minutos.