La riqueza del capital humano
Supongo que, para algunos, oír hablar de capital humano a estas alturas debe sonarles anacrónico (cuando no arrugan la nariz ante lo que, para ellos, es un tóxico aroma a azufre zurdo). Pero detrás de esa denominación lo que se concentra es la verdadera riqueza de la televisión pública española, Un concepto que, en general, es aplicable a todos los aspectos de la vida. Hoy en día los países más ricos no son los que disponen de más materias primas, sino aquellos cuyos ciudadanos están mejor formados. Y las mejores empresas son las que disponen de unos empleados más preparados. Por eso estoy lleno de tristeza al ver cómo el Huracán ERE, que ya avanza imparable, va a obligar a cesar en su labor a un puñado de profesionales sin los cuales es imposible entender, y valorar en su justa medida, la información y divulgación del deporte en nuestro país.
A algunos los conozco por su rostro o sólo su voz, siempre apasionada, siempre bien informada. A muchos otros los conozco personalmente y me enorgullezco de ser su compañero, como Valentín Requena, Gregorio Parra, José Ángel de la Casa, y tantos otros, sin los cuales no puede entenderse el deporte en España. Por extraño que pueda parecer en estos tiempos de divismo, nunca fue lo importante ser conocidos. Estos compañeros que están a punto de decir adiós han preferido esforzarse en transmitir y contagiar emoción, conocimiento y pasión por el deporte. De este capital humano vamos a prescindir en breve; un lujo que, estoy seguro, no nos podemos permitir.