Juan Carlos Muñoz
"La Máquina de River salía a divertirse y el gol llegaba solo"
Juan Carlos Muñoz, a sus 87 años, es el único superviviente de La Máquina, histórica delantera de River que deslumbró en los 40 con Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau.
Me han contado tantas cosas de usted en particular y de la famosa Máquina de River de los años cuarenta. Se agradece esta entrevista.
Es un placer para mí compartir con AS los recuerdos de la que fue una época muy bonita. Tengo tantos recuerdos y el tiempo pasa tan rápido
Perdóneme, pero a sus 87 años está para marcar ¡25 goles con River!
No, veinticinco no (risas).
-Está bien, ¡23!
Por suerte, Dios y no sé por qué motivo me ha permitido aún estar aquí. Lamento que no estén otros compañeros porque si uno, tuviera al lado a un Moreno, con todo lo chistoso que era Moreno era un hombretón y a veces había bronca con él, pero luego no le podías tener rabia porque tenía mucha simpatía. Salíamos a pasear y a bailar de noche y se hacía el dueño de todo. Su presencia cambiaba todo.
Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau. ¿Tan grande fue La Máquina?
Muchos hablan de La Máquina, pero lo que muchos no saben es cómo se formó La Máquina.
Cuéntenoslo, por favor.
La Máquina costó una barbaridad formarla. Renato Cesarini, que dirigía al equipo, hizo varias probaturas, pero sinceramente cuando alcanzamos la perfección y verdaderamente nació La Máquina fue en un partido en la cancha de Boca donde les ganamos 1-5 y allí formamos Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Dembrosi. Luego posteriormente llegó Loustau y jugó por Dembrosi. La Maquina originaria duró hasta 1944, momento en el que Moreno se va a México y entra en su lugar Gallo. Seguimos jugando bien e incluso ganamos el campeonato de 1945. En 1946 largan a Di Stéfano, al que ustedes tuvieron jugando en el Madrid, al Huracán. Allí estuvo un año y en 1947 se lo devuelven a River, momento en el que Pedernera por cuestiones de dinero se va de River a Atlanta y obligadamente viene y juega Di Stéfano.
Si no me equivoco, el apodo de La Máquina se lo puso un periodista llamado Borocotó
Sí, Borocotó era el que transmitía los partidos y escribía para el Gráfico. Era un fenómeno y él fue el que habló de La Máquina.
Defíname a La Máquina uno a uno. Primero usted.
Yo era un diez, gambeteador y un diestro que jugaba por la derecha.
Moreno.
Fue un fenómeno como futbolista y como persona. Será uno de esos tipos que recordaré toda mi vida. Como futbolista era increíble y en esa época él era un fenómeno. No le puedo explicar. En aquel tiempo jugaba con ochenta y pico de kilos. Tenía gol y un físico extraordinario, que te llevaba por delante. Fue un adelantado.
Pedernera.
Era el que distribuía. Era el capitán, el capo. Tenía una gran personalidad y nos arrastraba a todos. Dirigía todo. Dentro del campo de juego te llamaba aparte y te decía si cometías algún error, si gambeteabas demasiado, que pasaras el balón. El director técnico estaba en el banquillo, pero el de dentro de la cancha era Adolfo Pedernera.
Labruna.
Era un rematador. El día que ganamos 1-5, él hizo cinco goles, pero por lo menos yo le di tres pases de gol. Lo que tenía Labruna era la ubicación dentro del campo. La pelota parece que lo buscaba, al estilo Palermo. Son tipos que nacen como goleadores. Cuando lanzabas un centro y se agachaba y ponía el culito hacia fuera es que ese balón iba a la red.
Loustau.
Loustau era como yo, pero por la izquierda. Quizás menos gambeteador. Tenía una gran personalidad también. Quizás no llegaba tan arriba, pero marcaba mucho atrás y ayudaba a sacar el balón.
¿Quién era el mejor?
El mejor era Pedernera, sin duda. Lo veo como jugador. Sé lo que nos hablaba, lo que nos decía al acabar el primer tiempo. Moreno era más espectacular (risas). Recuerdo un partido que íbamos perdiendo con Lanús 3-0. Eran los últimos minutos y en aquellos tiempos no había tantos recogepelotas. Y en esos minutos Moreno corrió a por la balones que se salían fuera de banda como si fuera a marcar gol. Al acabar el partido Pedernera le cogió y le dijo "eres un desgraciado. Los últimos minutos los jugaste para el público. No tocaste ni un balón en todo el partido y corres a por los balones que salen fuera de banda" (risas).
Vaya bronca. Me han contado que a ustedes les llamaban los caballeros de la angustia
Sí, nos llamaban los caballeros de la angustia porque no buscábamos el gol. Nosotros salíamos a la cancha y no pensábamos que al adversario no le podíamos hacer un gol. Salíamos al campo y jugábamos nuestra táctica: tomad la bola, dámela a mí, una gambeta, esto, lo otro y el gol venía solo. Generalmente el gol tardaba en llegar y la angustia era porque los partidos no se definían pronto. Dentro del área claro que queríamos hacer gol, pero en el centro del campo nos divertíamos. No había prisa. Era instintivo.
¿Esa fue la mejor delantera de la historia de River?
Yo después vi delanteras muy buenas como en la que jugaba Sivori. Hubo una posterior con Saviola y Aimar.
¿Esa Máquina fue mejor que el ballet del Santos o que ese Madrid de los Kopa, Rial, Di Stéfano, Puskas y Gento?
No podría decirle Di Stéfano era un fenómeno. Y no sólo lo digo yo.
Di Stéfano tiene metido en la cabeza que su debut con River pudo ser antes y además por lesión suya y que lo evitó la muerte de Roosevelt.
Sí (risas). Di Stefano jugó en mi posición dos o tres partidos en los que yo estaba lesionado, pero él tenía velocidad y en ese momento no gambeteaba. Después con Puskas y todos esos monstruos Alfredo fue un fenómeno.
¿Di Stéfano, de joven, era ya tan bueno?
Di Stéfano ya era crack en la cuarta división. En el año 1941 ya empezaba a jugar. A Alfredo ya se le veía que era un fenómeno. De esa cuarta división sólo llegaron a Primera Carrizo, Rossi y Di Stéfano. Alfredo tiene la suerte y la capacidad de integrar a River en 1947. A pesar de su juventud tenía un carácter bárbaro.
¿Cuánto costaría La Máquina en el fútbol actual?
¿En pesos? (risas). No se puede evaluar. La diferencia está en lo que se ganaba antes y lo que se gana ahora. Cualquier chico de ahora llega a Europa y en dos años pueden dejar el fútbol y ya tienen la vida resuelta.
En aquella época, ¿en qué se gastaban el dinero? Se lo digo porque hoy los jugadores se compran Porsches
¡Qué Porsches! Bueno, Moreno tenía un coche. No sabíamos si era de él porque tenía muchas amistades (risas). Labruna recuerdo que se compró un Ford cuadrado. Se lo compró a una señora, pero nosotros salíamos del campo y había que caminar hasta la estación para ir a casa. A veces cogíamos un taxi entre cuatro. Para uno era mucho dinero. Chico, hasta para un futbolista era difícil comprarse una casa.
¿Ve muy diferente su fútbol al de la actualidad?
Sí, la vivacidad del fútbol actual es mayor. Hay mucha más velocidad y más entrenamiento. En aquella época iban muchos jugadores de aquí a Europa, pero ya empezaron a venir españoles a nuestro fútbol como Lángara, Zubieta, que jugaron en San Lorenzo. Lángara en su debut hizo cuatro goles. Ahí empezó el intercambio. Fíjese en un detalle: cuando yo jugaba no había suplentes. Éramos once y si uno se lesionaba jugaban diez y ya está.
¿Se alegra de haber jugado en aquella época?
No le puedo decir porque todo ha cambiado tanto En aquella época nosotros jugábamos y después cenábamos en una confitería y la gente venía a charlar con nosotros de fútbol. Ahora es todo mucho más complicado.
Pasado el tiempo, ¿qué significa para usted haber jugado en La Máquina?
Aquí en el barrio me conocen casi todos y cuando vas al banco la gente te mira porque le recuerdas a alguien. Eso facilita el acercamiento en cualquier actividad que necesitas.
¿Le hubiera gustado jugar en Europa?
Nunca tuve la posibilidad de jugar en Europa, pero además yo lo pasaba muy mal con los aviones. Pablo Amando, profesor de educación física de River, cada vez que subíamos a un avión me decía 'toma Muñoz' y me daba una bolsita porque sabía que iba a vomitar. Recuerdo que una vez que fui a Italia me dieron una píldora para que no vomitara y no lo hice, pero no me permitieron comer y ¡el viaje duró 36 horas!
Hablemos del presente, ¿Qué me dice de Higuaín?
Que va a ser un gran jugador, ya se le ve. Tiene 18 años y es el que se destaca en la delantera de River. Además es un gran goleador y tiene condiciones de sobra. En este fútbol decaído, es una apuesta segura.
¿Usted cree que Higuaín triunfará en un equipo del empaque del Madrid?
Eso depende de si se adapta al fútbol de allí, pero me imagino que sí.
¿Qué es lo mejor de Higuaín?
La gambeta y la ubicación en la cancha. Dribla muy bien y además es un gran goleador.
¿Y qué me dice de Gago?
Ese llévenselo también si pueden porque es un fenómeno. A mí me gusta.
Un placer maestro.
He pasado un rato fantástico. Sólo le pido una cosa: dé un saludo muy afectuoso a Di Stéfano porque le tengo un gran aprecio.