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Segunda | Ciudad de Murcia 1 - Murcia 1

El derby del equilibrio

Un autogol de Peña adelantó al City; Aranda empató

<b>INTENSO. </b>Ciudad y Murcia firmaron un derby muy intenso; al final, justo reparto de puntos que no llenó a ninguno de los dos equipos.
pepe valero

Un derby en estado puro. Para lo bueno y también con sus cosas malas. Así fue el choque entre los dos equipos de la capital del Segura. Un partido vibrante, intenso, con muchas faltas, pocas ocasiones claras para ambos bandos, dos golitos antes de la primera media hora, otro par de ocasiones claras, una por equipo tras el descanso que ni Aranda ni Gibanel supieron transformar en gol... y luego mucho miedo a perder.

El primero en entrar en juego fue el City de Oltra. Sus primeros veinte minutos fueron realmente buenos. Con Torrecilla y Gibanel apretando las tuercas en la zona ancha, las apariciones siempre plenas de calidad y peligro de Luque y la pelea y movilidad de Saizar, el Ciudad obligó al Real a defender a un palmo de Notario. En ese tramo el de Mataró se tuvo que emplear en un par de disparos desde la frontal de los centrocampistas rojillos y fue a la tercera, tras un misil de Luque, tras rechazar el cancerbero grana y tocar en Paco Peña como si de una carambola diabólica se tratara, cuando el pueblo rojillo -ayer en clara inferioridad pese a jugar como locales- estalló en un grito. Era el justo premio a la superioridad del Ciudad. El Murcia de Alcaraz era incapaz de tener la pelota, sus líneas estaban muy distantes entre sí y el equipo andaba desmadejado.

Así siguió la película hasta que un remate de Aranda tras el saque de una falta de Abel llevó la igualada al marcador. Al estilo Alcaraz. Siguiendo el patronaje que tan buenos réditos le está dando, el Real Murcia igualaba. A balón parado, en una jugada aislada y en su primer remate entre los tres palos.

Miedo a perder.

Tras el gol, y debido en parte al desgaste físico de los locales, el Murcia dio un paso al frente y superó, sin grandes alardes eso sí, a su rival. Así se llegó al descanso y así se contabilizaron los primeros minutos del segundo periodo. Un periodo en el que sobraron pataditas y juego subterráneo por ambas partes y en el que faltó fútbol. Fueron tantos los parones, tantos los fallos, tan pocas las jugadas trenzadas y las ocasiones claras, que hasta se hizo largo.

Con el choque convertido en una guerra de guerrillas, Aranda pudo firmar el 1-2; un pelotazo desde campo propio, uno de los pocos errores en cadena de la zaga local le puso sólo delante de Jaime pero entre las ganas de matar el partido y el mal estado del césped su remate se fue arriba. Para no ser menos, para subrayar el equilibrio total, Gibanel la tuvo en la otra portería. Pero también marró. De ahí al final sólo la emoción, las idas y venidas y hasta los 'enganchones', le dieron vidilla a un partido que saca al Murcia del liderato, pero que le permite llegar a la cifra de diez partidos consecutivos sin perder.