Primera | Mallorca 0 - Atlético 0
Aguirre castiga al fútbol
Mallorca y Atlético perpetraron un partido infame
Les prometo que me encantan el fútbol y mi trabajo, sin embargo ayer durante todo el pseudo partido que perpetraron Mallorca y Atlético sentía unas ganas irrefrenables de meterme un boli por la oreja, llegar hasta el cerebro y remover. No hay excusas. Ni las lesiones ni la alineación de los astros ni la juventud ni nada, que Aguirre se empecine en no poner a Agüero de titular y castigar al mundo con ese infame trivote que genera un juego más aburrido que ver crecer la hierba es, sencillamente, una barbaridad. Lo vería hasta un árbitro. No digo más.
Bueno, mejor sí. Así podré contarles que, en plena tragicomedia, escuché "Ballesteros parece Maradona". Y sí, se me ponen los pelos como escarpias según lo escribo, pero es que la jugada de más calidad de la noche, un eslálom entre tres rivales, la protagonizó el contundente central. En serio, todo fue tan absurdo que parecía una broma preparada.
El circo. Hubo un rato de pura comedia al estilo del Gordo y el Flaco, con Arango resbalando cuando iba a marcar, Pablo despejando contra la espalda de sus compañeros y, el momento álgido, Galletti intentando una chilena y golpeando con bastante más contundencia su espalda contra el suelo que el balón. En algún lugar del mundo, a Hugo Sánchez le dio un escalofrío.
Luego se cambió de género y empezó una de artes marciales. Perea intentó darle dos cabezazos a Jankovic que le podían haber mandado a la calle y Pablo, tras tropezarse y caer en tres fases en una carrera con Maxi, trató de arrearle un puñetazo al balón. Como era de esperar teniendo en cuenta la puntería habitual de su equipo, ambos fallaron. Bruce Lee dice que seamos agua, amigos. Pero el Atleti es más de vodka, por lo que se ve.
Para acabar el recorrido cinematográfico, el Mallorca nos llevó hasta Esteso y Pajares con un inenarrable chándal de entrenamiento azul celeste, que debía tener hasta elásticos en muñecas y tobillos. Yo iba con uno de esos al cole. Genuinos años 80. De propina, el Atlético lució su traje engendro azul, amarillo, blanco y rojo. Y Giorgio Armani se revolvió incómodo en su sofá.
Me dirán que no he hablado de fútbol. Ya, ni de fantasmas. Porque no existen. Si acaso, dos pinceladas. Aguirre ya gana en algo a Capello. Mientras el italiano gasta dos puestos para no aportar nada (Diarra y Emerson), el mexicano regala tres con Costinha, Maniche (ojo a esa papada) y Luccin. Sin embargo, no le cabe Agüero, que, visto el mal momento de Torres, debería ser titular perpetuo. Si en el 89' Tristán, o lo que queda de él, no hubiera arrancado más lento que un niño con un triciclo cuando tenía el gol hecho, el castigo hubiera sido merecido y mayor. Para Aguirre, claro, porque para los que vieron el partido ya era imposible sufrir más.