Estreno casi perfecto

Locura argentina.Fue aparecer el gran Víctor Hugo Morales (relator para la historia con su archirrepetido 'barrilete cósmico') y hacerse la locura. Aclamado por hinchas de Vélez, Banfield, Boca, River... Morales repartió sonrisas entre una 'barra' rendida a su dios particular. Al grito de u-ru-gua-yo los más de 4.000 argentinos presentes en Nueva Condomina le tributaron su particularísimo homenaje. Fue un capitulo más de una jornada de locura albiceleste en Murcia. Un largo día que nos regaló un sin fin de postales, con hinchas argentinos venidos, sin entradas, desde Alicante, Barcelona, Santiago... hasta desde Dublín se vino un matrimonio que pagó en reventa 400 euros por dos entradas cuyo coste era de 40 euros. Está claro que los 'reventas' se lo llevaron crudo. La pregunta está en el aire: ¿Por qué si se sabe quiénes son, se les dejó campear a sus anchas por los aledaños de la vieja Condomina? Que se lo miren.

Manolo, como el Papa. La respuesta a la barra quilombera llegó con la aparición de Manolo 'el del Bombo'. Como si fuera una celebridad salió tras un cañón de luz. Besó el círculo central del nuevo campo y tiró de bombo para conseguir que, por momentos, los gritos de Es-pa-ña, Es-pa-ña, maquillaran la depresión en la que vive sumida la roja... pero ya se sabe que nada, y menos si son cosas buenas en la Selección, es eterno. Pero, eso sí, Murcia dejó claro que is Spain.

Pitada a Luis. El público de Nueva Condomina también se lo dejó claro al Sabio de Hortaleza. Los aplausos entregados de la grada para con los jugadores de España, se transformaron en una sonora pitada en el momento en el que el vídeomarcador mostraba la carita de Luis. La Murcia cálida, que le ha acompañado en estos días de penitencia patibularia, se esfumó de golpe. Al final con el triunfo, que pudo ser más amplio si Torres marca en una ocasión como la de la imagen de la izquierda, todos felices.

El césped, una playa. El césped de Nueva Condomina fue una trampa peligrosa para la integridad de españoles y argentinos. A nada que esprintaban se levantaba el tiernito césped y daba paso a un arenal más propio del Mar Menor... y claro los jugadores, que no llevaban bronceador, empezaron a medirse. Lo pagó el atlético Maxi y lo sintieron desde ese palco atestado con 500 VIPS dos grandes: Claudio Caniggia y Fernando Redondo.

Atascos pero menos. Se temía la hora del acceso al estadio, se presagiaban largas colas (que las hubo) pero fueron menos kilométricas de lo esperado. Las diferentes vías de acceso con las que cuenta el estadio grana permitieron a los aficionados acceder sin problemas. Lo peor vino tras el choque, ahí no hubo escalonamiento que valga y muchos llegaron a casa de madrugada. Para otros fue la excusa perfecta con las que enmascarar una noche muy larga.