NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Primera | Zaragoza 2 - Levante 2

El Zaragoza regresa a la vida con tres defensas

Perdía 0-2 y Víctor se la jugó: el Levante lo perdonó todo

Actualizado a
<b>KAPO HACE EL 0-2. </b>El goleador del Levante apareció en el área pequeña para acabar un jugadón de Ettien, que aparece al fondo.
alfonso reyes / javier belver

En el fútbol el valor de los puntos es como el tiempo, una cosa relativa. La Romareda vio un partido de cuatro caras: dos del Zaragoza y dos del Levante. Demasiado para una sola tarde, desde luego. Demasiado para darse a la alegría, demasiado para la crítica, demasiado para entenderlo. En los dos lados. Cuatro caras, cuatro goles. Dos por bando. Primero los del Levante, cuyo sistema de muralla articulada dejó al equipo aragonés como una piltrafa en el primer tiempo; después los del Zaragoza, que regresó a la vida de entre los muertos, estrictamente, por una de esas iluminaciones que han hecho de Víctor Fernández un entrenador singular.

El partido se convirtió en un duelo entre la teoría aplicada de López Caro y la intuición animal de Víctor. Eran Spassky y Bobby Fischer, sólo que afeitados. Como suele ocurrir en el fútbol, todo el mundo tuvo razón en algún momento, y eso hizo el empate. Eso y el empeño del Levante en fallar goles a la contra en la segunda mitad, cuando el Zaragoza iba al asalto como una pandilla de bandoleros embriagados.

Las dos versiones del Levante no fueron en verdad tan distintas entre s digamos que había al menos un asentamiento teórico común. Una idea de juego. En la primera parte Camacho interrumpió a Aimar e hizo un golazo que no le correspondía, porque lo suyo era el trabajo sucio, pero vamos... Un golazo. Y todos contribuyeron al apagón general de un Zaragoza contemplativo. El segundo, jugadón de Ettien que terminó Kapo, expresaba una eficacia quirúrgica. Fue lo que perdió el Levante en la segunda, cuando contra tres defensas iba en tropel a la contra. Pero Riga, Tomassi y Kapo se empeñaron en que no marcaban. Y no marcaron.

Eso animó la crecida aragonesa, un clásico en la escenografía de los zaragozas de Víctor Fernández. Este Zaragoza cree tanto en su gracia que a veces olvida la necesidad de otras virtudes. Tiene el carácter alegre y frágil de un niño. Celades lo inspiró con su guante de seda y el 1-2 en un disparo mordido. Sergio García le dio velocidad punta y D'Alessandro, la imaginación de un dibujo animado. Subido en esa ola, alcanzó el empate. Pero al final nadie supo cómo tomárselo.

Víctor Fernández: "Seguimos dando dos caras"

"No podemos salir como lo hicimos en la primera parte, con esa actitud contemplativa, sin movilidad y con muy poca intensidad. Además, el Levante nos castigó con un elevado acierto. Estoy orgulloso por la reacción, por la recuperación de su identidad, yendo a por el partido y logrando un empate muy meritorio por lo adverso del marcador. Pero seguimos sin lograr la regularidad necesaria, damos dos caras y sólo jugamos 45 minutos".

López Caro: "Nos castigó el fallo en el remate"

"La falta de acierto en la segunda parte nos ha castigado con el empate final en el marcador. En el fútbol lo que suele separar el triunfo de la derrota son la puntería y la capacidad para encontrar el gol, y mi equipo se vio penalizado al fallar cuatro ocasiones muy claras. Le supimos jugar al Zaragoza, aunque en la segunda parte ellos tuvieron mayor circulación del balón y nos faltó cierta frescura. El primer gol los metió en el partido".

El detalle: Teixeira frena gritos racistas

Con Riga caído, Andrés D'Alessandro intentó que se saliera del campo y el levantinista respondió de forma destemplada, lo que provocó gritos racistas en un mínimo sector de la grada. Teixeira obligó a advertir por megafonía al público y reflejó el incidente en el acta del partido.