Yo digo | Alfredo Matilla
Yo sufrí los gambeteos de Reyes
El no me recuerda pero yo a él sí. Hasta en tres ocasiones tuve el placer (terrorífico) de cruzarme con Reyes sobre el césped y, cómo no, de soportar sus burlas (maravillosas) con el balón. Primero fue en Córdoba con mi añorado Alcázar en 1996. 5-0 a su favor. Después, en el Campeonato de España cadete de Palamós en 1997. Otra manita para él. Pero hubo revancha. Fue en Sevilla, en 1998. 1-3 para mi segundo club: el Alba. Ese día su aspecto aflamencao, su silencio y menudez hicieron que centráramos las miradas en otra figura: Antoñito. Hasta que el balón comenzó a rodar. No podré olvidar su desparpajo, su genio y su desborde. Ni que nuestro lateral (¡pobre Iván!) volvió las seis horas de autobús sin entender nada ante las risas del resto. Sólo Pablo, ahora su compañero de selección, le frenó. A patadas, claro.