Amistoso | Albacete 1 - Atlético 1
Agüero evita el ridículo
Un golazo del Kun salvó a un mal Atleti en Albacete
Lo que sucedió ayer se va a repetir a menudo en los partidos del Atlético esta temporada. El equipo de Aguirre no juega a nada y, salvo que alguien en el club se dé cuenta y se fiche un centrocampista de talento, va a seguir sin hacerlo toda la Liga. Pero tiene dinamita arriba y va a solucionar muchos partidos en una acción aislada de alguno de sus magníficos delanteros.
Ayer, cuando el Albacete, con toda la justicia del mundo rozaba la victoria y la consiguiente humillación atlética, Agüero recibió entre tres defensa, amagó para un lado, se fue para el otro y colocó la pelota en la escuadra desde fuera del área como si fuera lo más sencillo del mundo. Se inventó un gol de la nada y minimizó el ridículo. Porque el actual Atlético es un desastre.
Nada de fútbol.
La ausencia de los internacionales no sirve de excusa porque el problema parece estar más en las ideas de Javier Aguirre que en otra cosa. Sus reticencias a utilizar un enganche convierten el juego atlético en una sucesión de pelotazos y ruegos porque el balón caiga, casualmente, a los pies de uno de sus puntas. Ayer, Mista y Kezman no vieron un balón de cerca durante todo el partido.
Costinha cumple en lo suyo: barre y toca sin meterse en líos. Pero Gabi volvió a naufragar y, tan buenos futbolistas como son Luccin y Maniche, ninguno es un pasador ni un organizador. Así que o Jurado explota o el Calderón va a ser un lugar aburridísimo. Aunque es de esperar que al menos allí el Atleti vista a rayas y no con estas absurdas equipaciones mitad y mitad que podrían ser las de cualquier otro equipo. Un espanto.
Hasta la aparición por sorpresa de Agüero, el partido fue del Albacete de cabo a rabo. César Ferrando, con muchas cuentas pendientes, sabía perfectamente que presionando a la defensa atlética, incapaz de dar un pase a un compañero, se anulaba a los de Aguirre. Así lo hizo y durante 85 minutos el equipo de Segunda parecía el madrileño. Cuando tras el descanso salió Biagini, otro ex, todos sabíamos quien iba a ser el autor del gol. Hay cosas que no fallan.
Así fue. En el enésimo balón a la espalda que se tragaban los centrales, Leo Franco, que previamente había salvado dos tantos claros, salió mal y Biagini marcó a placer a puerta vacía. Absoluta justicia. Pero entonces Agüero decidió recordar que el talento no tiene precio, que los 23 millones que pagó por él el Atleti son una ganga y que aún es pronto para que el proyecto de Aguirre esté ya bajo sospecha. Marcó su quinto tanto de la pretemporada y la promesa de una delantera Kun-Torres justifica cualquier sueño. El Atlético no tiene fútbol, pero derrocha gol. A partir de ahí es mucho más fácil construir.