Primera | Athletic
Las piernas de los leones notan ya las palizas físicas
Los rojiblancos realizaron cuatro horas de senderismo
La acumulación de trabajo físico empieza pasar factura a los leones. Entre las sesiones de fútbol, el esquí de fondo, la bicicleta y el senderismo las piernas de los rojiblancos se están poniendo duras como una piedra. La última caminata, la de ayer por las montañas cercanas al glaciar, se hizo verdaderamente agotadora. Sobre todo por dos motivos, el calor que apretó en la primera parte del recorrido y que apenas habían pasado trece horas desde que se bajasen de la dura etapa ciclista.
No extrañó así que la expedición llegase al hotel Village Montana dividida en varios grupos. Ataviados con gorros y gafas de sol para protegerse del sol, apoyados en bastones y con los pantalones subidos a la cintura, el Athletic llegó agotado tras cuatro horas de travesía. Hubo valientes como el utillero Txetxu Galledo que terminaron el recorrido a pesar de llegar extasiados. José Angel Iribar, Jesús Zelaia y Fermín Palomar prefirieron un recorrido alternativo con la mitad de distancia. Si las cuestas hacen daño a los profesionales, cómo no a ellos.
El equipo llegó tan justo a la sede de concentración, que pidió a Sabino Padilla media hora de retraso en la comida de cara a poder ducharse con mayor tranquilidad e incluso relajar un poco lo músculos en la piscina. El técnico, Félix Sarriugarte, está encantado con el senderismo, una actividad que prefiere sobremanera al esquí o la bicicleta. Hoy sólo habrá fútbol, a las diez y media.
Lafuente, muy mejorado.
El guardameta está feliz por la progresión que está llevando su recuperación. Fue el único león que no participó en la jornada de senderismo, ya que las cuestas le cargan mucho el gemelo. Le dio mucha moral completar la sesión de bicicleta de la víspera. Para Holanda, estará en plenitud de facultades.
De visita a Val d'Isere
Los leones tuvieron la tarde de ayer libre, la primera en todo el stage, aunque algunos ya habían salido a dar una vuelta por el lago de Tignes en una de las jornadas en las que se aconsejó la visita a la piscina. La mitad de los futbolistas, quince, aprovecharon la fiesta para visitar Val d'Isere, un pueblo precioso que está a veinte minutos del lugar de concentración. Alguno de ellos se limitó a ver la contrarreloj del Tour por la televisión y relajarse. Cayó una gran tormenta.