Perdido del bochorno barcelonés y buscando el fresquito del Pirineo catalán, Sandro Rosell siguió todo lo acontecido en la jornada de ayer en el Camp Nou desde la distancia. La cuestión es que Rosell se podría convertir en el 'Ronaldinho' de las elecciones. Es decir, en el mediático de los comicios que vivirá el Barça a principios de septiembre. Mañana decidirá. Después de reunirse ayer con gente de su entorno, el tan añorado ex vicepresidente tendrá un encuentro con su esposa, a la que propondrá sus ideas. Y ya se sabe. Ellas tienen el poder.

Pero aún no ha decidido que hará. Estará quietecito. Inteligente como él solo, el ex vicepresidente del club y persona que comenzó a reivindicar la dictadura impuesta por Laporta en el Camp Nou, medita ver los toros desde la barrera. Preparar unos comicios una vez comenzada la temporada, sin poder llevar a cabo un proyecto convincente, sería como suicidarse. Y es que Rosell, en una encuesta propuesta por Laporta hace tiempo para saber qué opinaba el socio de su mandato, salió elegido como el directivo más valorado. Eso encendió los celos del presidente, que ordenó a su gente a que manipulara los resultados. Amenzaron con poner una demanda a quien hablara de ese asunto, pero nada de nada. La realidad era tan evidente que dejaron morir el tema con el paso del tiempo.

Rosell sabe que su reputación está por las nubes, mientras que Laporta sabe que poco a poco su popularidad está cayendo. Los que piensen en presentarse a las elecciones deberán pensar en Sandro, 'Sandrusco' para Laporta. Él sólo puede cambiar el ritmo de la competición electoral. Pese a todo, lo dicho, será complicado ver a Rosell en este triste circo.