Adiós a los aficionados de mentira

Adiós a los aficionados de mentira

Sigue la fiesta del Mundial, pero sigue sin España. Los verdaderos aficionados a este deporte continuaremos disfrutando de este maravilloso espectáculo que es un Mundial de fútbol, un evento que sólo admite comparación con los Juegos Olímpicos. Es evidente que la tensión no será la misma ahora que la Selección ya no está, pero seguiremos emocionándonos como sólo podemos hacerlo cada cuatro años.

Con la eliminación de España se han quedado por el camino esos aficionados de mentira a los que el fútbol no les interesa lo más mínimo, pero que pese a todo son capaces de pasarse un mes entero hablando de la roja, aunque no sepan explicar qué es eso de la roja. Son esos aficionados que por un instante se atreven a abandonar su pose de presunto intelectual para criticar la táctica de la Selección, discutir la conveniencia de que sea titular tal o cual futbolista, recriminar al árbitro la señalización de un fuera de juego o apelar a la furia, cuando lo más probable es que sean incapaces de comprender qué es un fuera de juego y seguro que ignoran la historia de la Selección, incluido el periodo en el que nació la furia.

Son esos individuos que pasan del desprecio por el fútbol a interesarse por los detalles más insignificantes (y la mayoría de las ocasiones absurdos y ridículos) y a creerse expertos con capacidad para discutir con los profesionales, sin reparar en el ridículo que hacen en la mayoría de las ocasiones. Los que preguntan por el resultado de Argentina como si de verdad les preocupase, cuando a lo mejor no aciertan a situar en un mapa dónde está Argentina, o los que viven los encuentros de España como si de auténticos ultras se tratase. Ultras que, con seguridad, no volverán a ver un partido de fútbol completo hasta el próximo Mundial.

Para los que amamos el fútbol y lo apreciamos durante todo el año, el espectáculo continúa. Disfrutemos del Mundial.